24 de abril de 2019

Ensalada americana de huevo

ingredientes
2 patatas (300 g), 4 huevos, 1 rama de apio, 1 cebolleta, 1 lata de maíz cocido, mayonesa, 1 c.s. de mostaza 

preparación
  1. Cocer las patatas con su piel y abundante sal. Pelarlas en templado y pelarlas.
  2. Cocer los huevos para ponerlos duros, pelarlos y picarlos.
  3. Picar el apio y la cebolleta.
  4. Juntar las patatas, los huevos, el apio, la cebolleta, el maíz bien escurrido, la mayonesa y la mostaza.
  5. Guardar en la nevera hasta la hora de consumir.
  6. Puede comerse como relleno de un sándwich.
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Hamburguesa Pulled Pork

ingredientes
1 kg de carne de cabecero de cerdo en un trozo, salmuera (1 litro de agua y 100 g de sal), humo en polvo o líquido, 1 litro de caldo de ave, pan de hamburguesa, cebolla morada, salsa barbacoa, kétchup, mostaza.
 
preparación 
  1. Hacemos la salmuera el día anterior, calentando el agua con sal. Se trata de que ya esté fría cuando la vayamos a utilizar.
  2. Sumergimos la pieza de carne en la salmuera un mínimo de 4 horas y un máximo de 24 horas.
    Transcurrido ese tiempo, la secamos y la untamos bien con humo líquido, bien con humo en polvo disuelto en un poco de aceite. Dejamos que repose 2 horas envuelta en aluminio.
    Pasado ese tiempo, tenemos dos opciones:                                    1.- Hornear la carne, envuelta en aluminio, con horno a 110º durante 8 horas.                                                                          2 .- Ponemos un poco de aceite en la olla a presión, doramos la carne ligeramente por todos los lados y la cubrimos con caldo. Tapamos la olla y la dejamos una hora a fuego muy suave.
  3. Cuando esté hecha, la desmenuzamos con dos tenedores. 
  4. La comemos en bocadillo de pan de hamburguesa (o mollete o quesadilla o fajita…) con cebolla roja y la salsa elegida.
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Helado de vino tinto

ingredientes 
1 botella de vino tinto de 750 ml, 160 g de azúcar, 1 rama de canela, 1 cáscara de naranja, 1 cáscara de limón, 4 semillas de cardamomo, 200 ml de leche entera, 250 ml de nata, 6 g de lecitina de soja, 1 c.s. de azúcar glas

preparación
  1. En un cazo, vertemos el vino, el azúcar, la canela, las cáscaras de limón y de naranja, y las semillas de cardamomo partidas y lo llevamos a ebullición.
  2. Dejamos que reduzca hasta obtener 200 ml de vino colado y enfriamos en la nevera hasta el día siguiente.
  3. Montamos la nata con el azúcar glas.
  4. Templamos la leche para disolver la lecitina de soja. Aunque también disuelve en frío, lo mejor es hacerlo entre 20º y 40º.
  5. Mezclamos el jarabe de vino y la leche con la lecitina y, por último, incorporamos la nata con delicadeza.
  6. Metemos en el congelador y, cada media hora, movemos con una espátula. En 3 o 4 horas estará hecho.
  7. Si lo hacemos el día anterior, se congelará, con lo que será conveniente sacarlo a la nevera una hora antes de consumirlo.
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10 de abril de 2019

Espinacas a la andaluza

ingredientes
1 kg de espinacas frescas, 1 bote de cristal de garbanzos cocidos, 2 dientes de ajo, comino, pimentón, vinagre, aceite, 2 rebanadas de pan duro

preparación
  1. Si las espinacas son grandes, las cocemos y las escurrimos bien. Si son pequeñas, bastará con rehogarlas.
  2. En una sartén con bastante aceite, freímos el pan y los dientes de ajo enteros. Una vez fritos, sacamos a un mortero el pan y los ajos. Majamos y añadimos comino, sal, pimentón y un chorrito de vinagre.
  3. En la sartén, rehogamos las espinacas, las echamos directamente a la sartén (bien cocidas o crudas, como comentamos al principio), con garbanzos escurridos y añadimos el contenido del mortero. 
  4. Se acompañan con unos picatostes de pan frito. 

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Pil pil sencillo de bacalao

ingredientes
½ kg de bacalao grueso desalado, 1/2 kg de bacalao fino desalado, ½ litro de aceite de oliva 0’4º, 4 dientes de ajo, ½ guindilla
preparación  
  1. En un cazo, ponemos a templar el aceite y le añadimos los ajos a láminas y las guindillas. Dejamos que se tuesten muy despacio y retiramos a un papel absorbente 
  2. En el mismo cazo y con el mismo aceite, ponemos el bacalao grueso con la piel hacia abajo y dejamos 10 minutos a fuego muy bajo (al 1 o al 2 de la vitrocerámica).Damos la vuelta al bacalao con mucho cuidado y lo tenemos otros diez minutos en el aceite. Todo con el cazo tapado. 
  3. Sacamos el bacalao grueso del cazo y ponemos en su lugar el fino, con el que repetimos la misma operación: 10 minutos con la piel para abajo, y otros diez después de darle la vuelta. Siempre a fuego lento y con el cazo tapado. 
  4. Sacamos el bacalao y retiramos ¼ de litro de aceite con lo que veremos que en el fondo del cazo se ha depositado una gelatina blanca que ha soltado el bacalao. 
  5. Vertemos el contenido del cazo en el vaso de la batidora y montamos como si fuera una mayonesa. 
  6. Si nos quedase una salsa muy espesa, añadiríamos un poco de agua del desalado. Si queda poco densa, añadimos aceite del que hemos retirado. Si es necesario repetiremos cualquiera de las dos operaciones hasta que el pil pil tenga el espesor deseado. 
  7. Ponemos una tajada en un plato, la cubrimos con la salsa y, sobre esta, ponemos láminas de ajo y rodajitas de guindilla fritas. Si se quiere se puede añadir perejil picado. 
  8. Antes de servir, calentamos un poco el plato en el microondas. 
El color más blanco o más verde del pil pil dependerá del tipo de aceite que utilicemos.


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Torrijas

ingredientes 
Una barra de pan de la víspera, 1 litro de leche entera, 8 cucharadas de azúcar, limón, huevo, aceite para freír
 
preparación
  1. Se corta el pan a rebanadas y se pone en una fuente honda. 
  2. Hervimos la leche con el azúcar y la piel del limón. La vertemos sobre el pan y dejamos reposar durante una hora. 
  3. Batimos el huevo y vamos rebozando en él las torrijas, que freímos a continuación. 
  4. Una vez hechas las cubrimos con almíbar (igual cantidad de agua que de azúcar, cinco minutos hirviendo)
  5. Se pueden hacer con pan de leche. En ese caso, se debe pinchar el pan con una puntilla para que absorba mejor la leche.
    Si se quiere, se pueden caramelizar, espolvoreando azúcar moreno y quemándolo con un soplete.
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9 de abril de 2019

Bacalao

Quizá los más jóvenes no recuerdan ya qué era la bacaladera. Las primeras tarjetas de crédito, aunque parezca mentira, no tenían banda magnética. Pero todas llevaban inscrito, en relieve, el nombre del titular y el número de tarjeta. Para dejar constancia de un pago, la tarjeta se ponía sobre un doble papel de calco y con la bacaladera, que no era otra cosa que una palanca con uno de sus extremos fijos, se hacía presión sobre ella para que nombre y números quedaran grabados en el recibo del pago, cuya copia firmaba el comprador.
El nombre, bacaladera, era el apelativo popular y quizá nostálgico con que la gente nombraba a aquel artilugio por su similitud con la bacaladera de verdad: un enorme cuchillo que existía en todas las tiendas de ultramarinos y con la que el tendero cortaba en trozos las enormes piezas de bacalao en salazón, apiladas sobre el mostrador.
La historia ilustra la constante presencia del bacalao en la cocina española, sobre todo en la de las regiones del interior, que no podían acceder fácilmente al pescado fresco.

Las mil formas de hacer el bacalao
Alguien dijo que la cocina portuguesa consiste en cien formas diferentes de hacer el bacalao. Posiblemente, si echamos cuentas, se pueda decir lo mismo de la española. El bacalao está presente en multitud de platos y preparaciones de nuestra cocina desde tiempo inmemorial. También en la literatura: “Pues has de saber que, como decía mi abuela, la olla sin bacalao es como la doncella sin su menester, que ni ha sabor, ni de nada sirve; y a la doncella, la madre Celestina está y la compondrá, pero a la olla, ¿quien, por mi vida?” le soltaba la Celestina a Sempronio al que regañaba “hideputa, que del mercado viniste y el bacalao olvidaste!”.
Como digo, no resultaría difícil llegar al centenar si ponemos números a la increíble variedad de platos que tienen el bacalao como protagonista o actor invitado.
Para mí, el rey sería el bacalao al pil pil, que desde la simpleza de sólo cuatro ingredientes alcanza las altas cimas del refinamiento. Pero no andan lejos de la excelencia, el bacalao al ajo arriero, a la vizcaína, a la riojana, o el exquisito bacalao al Club Ranero, una variante estupenda del bacalao al pil pil. El bacalao es principal actor invitado en la porrusalda, pero también en la exqueisada catalana, en la brandada o en algunas de las empanadas más ricas que conozco. Por no hablar del potaje de cuaresma, al que parece dar todas las bendiciones para que podamos disfrutar sin tino en tiempos de preceptivo ayuno y abstinencia. Combina a la perfección en ensaladas como el popular remojón granadino, en el que su sequedad casa con éxito con jugosos gajos de naranja. La tortilla de bacalao, ese clásico de las sidrerías vascas, sólo es superada por las croquetas, que cuando están bien hechas alcanzan cimas equiparables con las del mejor jamón.
Son casi todas recetas ancestrales que se mantienen contra viento y marea, aunque, en estos tiempos, choquen cada vez más con las prescripciones médicas. Las dietas saludables, cada vez más bajas en sal, hacen que, cada vez con más frecuencia, nos sirvan un bacalao demasiado desalado, con lo que, para mi gusto, pierde su nota característica: ese cierto recuerdo, que tampoco puede ser excesivo, de la salazón.
Me contaba mi amigo Jose (así, sin tilde) que cuando su padre, el señor Caprasio, iba al bar, allá por los últimos años cincuenta, llevaba siempre en el bolsillo una pequeña tira de bacalao salado a la que daba pequeños mordiscos para acompañar al vaso de vino que nunca servían con tapa. Entonces, todavía, los bares se llamaban tabernas y la caña no había expulsado al vino de su trono en la barra. Y allí estaba el bacalao para añadir “salero” al áspero vino a secas.
Ahora no es así, pero existen auténticos templos del bacalao rebozado, empezando por el mítico Casa Labra o Revuelta, en pleno Madrid de los Austrias. Lamentablemente, Elías se jubiló y ya no es posible disfrutar de aquellos jugosos trozos de bacalao rebozado con los que hacía la competencia a los nombrados desde la concurrida barra de su bar, en la plaza de Cerceda, al pie de la sierra de Madrid.
Para consolarme, salgo ahora mismo para el Restaurante del Hotel Auditorio, donde, esta semana, el Chef Miguel Sáez-Bravo ofrece un menú especial "Homenaje al bacalao y las torrijas". Ya os contaré

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3 de abril de 2019

Flan de espinacas con cigalas

ingredientes 
8 cigalas, 
Flan 
6 huevos, 250 g de espinacas frescas, 150 ml de nata 
Bechamel 
25 g de aceite, 25 g de harina, 500 ml de leche, sal, pimienta y nuez moscada. 
1 c.s. de mantequilla para untar los moldes

preparación
  1. Cocemos las cigalas en agua y sal unos minutos (el tiempo variará dependiendo del grosor). Refrescamos en agua con hielo. 
  2. Lavamos bien las espinacas y las echamos en agua salada hirviendo durante unos segundos. Las escurrimos y las echamos también en agua con hielo. 
  3. Volvemos a escurrir las espinacas y las batimos con los huevos, la nata, la sal y la pimienta, con una batidora de brazo. 
  4. Con el batido resultante, rellenamos, sin llegar al borde, los moldes, que habremos untado antes con mantequilla. Horneamos a 160º durante 20 minutos. 
  5. En el aceite, rehogamos la harina, incorporamos la leche, la sal la pimienta y la nuez y removemos con unas varillas hasta que se forme la bechamel. 
  6. En el plato, ponemos la bechamel, el flan de espinacas y, sobre él, una cigala.
 
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Trucha con salsa de alcaparras

ingredientes 
4 truchas, 1 limón, tomillo en rama, sal y aceite 
Salsa de alcaparras 
50 g de alcaparra, 1 cebolla, 4 ajos, 1 latita de anchoas en aceite de oliva, 2 limones, 50 ml de aceite, sal y pimienta

preparación
  1. Pedimos al pescadero que nos abra las truchas y las limpie por dentro. en su interior, ponemos tres rodajitas muy delgadas de limón, tomillo en rama y sal. 
  2. Cerramos las truchas, las atamos y las ponemos en una fuente de horno con un chorrito de aceite. Horneamos a 200º durante quince minutos. 
  3. Picamos la cebolla y los ajos y los freímos en una sartén. 
  4. Añadimos las anchoas escurridas y picadas y las alcaparras 
  5. Finalmente, incorporamos el zumo del limón y reducimos. 
  6. Ya con la sartén apagada, echamos aceite y sal y si fuera necesario, pimienta. 
  7. Desatamos las truchas, les quitamos el tomillo en rama y las rodajitas de limón y salseamos. Acompañamos con patatas cocidas.
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Tarta de yogur

ingredientes 
Base 
200 g de galletas Digestive, 100 g de mantequilla en pomada o margarina 
3 yogures griegos, 12 hojas de gelatina, 200 g de nata líquida, 400 g de leche condensada, cacao en polvo
  preparación 
  1. Hacemos la base: trituramos las galletas, las mezclamos con la mantequilla en pomada y cubrimos con ello el fondo de un molde para horno. Enfriamos. 
  2. Hidratamos las hojas de gelatina y las disolvemos con un poco de la nata, que habremos calentado. 
  3. Batimos los yogures con la leche condensada y la nata gelatinizada y vertemos toda la mezcla en el molde de horno sobre la base de galletas y mantequilla. 
  4. Enfriamos durante 3 horas al menos y espolvoreamos con cacao hasta cubrir. 
  5. Si disponemos de una plantilla se pueden conseguir bellas formas al espolvorear el cacao.
    También se pueden hacer pastelitos individuales cortando porciones redondas o cuadradas.



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2 de abril de 2019

Tiendas a granel: ¿vuelve el ultramarinos?

Parece que la prohibición de regalar bolsas de plástico en las tiendas no ha provocado muchas resistencias, aunque quizá no ha conseguido grandes resultados. Cada vez son más las personas que van a la compra con su propia bolsa, reutilizada una y otra vez, pero también son muchas las que, total por cinco céntimos, salen del súper cargadas con ellas.
A pesar de la prohibición, los materiales plásticos sobreviven de forma sibilina en los anaqueles de los supermercados en forma de envoltorios, que tarde o temprano terminarán donde todos nos tememos. Incluso nos parece lo más normal que, en la frutería, nos den cada tipo de fruta en una bolsa distinta, cuando no habría ningún problema en transportar naranjas, manzanas y peras revueltas en un mismo capacho.
Esto no ocurre en las tiendas a granel que, poco a poco, van abriendo en distintas zonas de Madrid.
Ayer pasé por una de ellas, en los aledaños del Barrio de Malasaña y a no mucha distancia de la Gran Vía.
En la primera impresión, se parece poco al supermercado habitual. Para empezar, apenas hay estanterías y casi todos los productos se ofrecen en sacos con un cartel que nos indica el precio y qué es lo que contienen. Esto último no es gratuito al faltar el envoltorio que, además de llamar la atención, nos informa de qué estamos comprando.
Los sacos están en el suelo y tienen una pequeña pala con la que servirnos la cantidad que queramos en una bolsa, siempre de papel, o en tarros de cristal reutilizables que puede llevar cada cliente.

¿Qué venden?
Si granel viene de grano, en las cuatrocientas referencias que, según el dueño, ofrece esta tienda hay, sobre todo, granos: una gran variedad de lentejas, garbanzos, alubias, arroz… También vemos distintas pastas, harinas (de fuerza, de garbanzos, de espelta) y más granos como la propia espelta o esos productos tan de moda en ciertas dietas: quinoa, bulgur, chía, mijo etc. Puedes comprar distintos tipos de azúcar, de cereales para el desayuno, de café, y una gran variedad de frutos secos, sin cáscara, que se ofrecen detrás de una tapa trasparente, para que a nadie se le ocurra organizarse un picoteo gratis.
Hay también muchísimas especias e infusiones que, para que no pierdan su aroma, se guardan en frascos de cristal de los que te sirven los empleados de la tienda. Como digo, la variedad es muy grande, pero no suficiente para hacer la compra diaria. Y no por la falta de productos frescos, que se pueden obtener en fruterías, carnicerías o pescaderías, sino por todo ese tipo de alimentos que se vendían en los antiguos y entrañables ultramarinos también a granel y en la cantidad justa que querías comprar: aquellas pilas de bacalao que aromatizaban la tienda y que el dependiente te cortaba con esa enorme cuchilla de palanca; o el aceite que un extraño artilugio de manivela succionaba de un gran bidón oculto en la medida exacta que se solicitaba: la botella la ponía el cliente. O de aquellos grandes cilindros de los que, con un cazo, se iba sacando el tomate en conserva en la cantidad deseada. Salvo las conservas de pescado, no había nada que no fuera a granel en aquellas tiendas de la nostalgia. Y aún así, recuerdo haber comprado cuarto y mitad de atún en conserva que el tendero servía de una enorme lata.
A pesar de la necesidad de reducir, y ojalá eliminar, ese desafuero medioambiental que suponen los envases y las bolsas de plástico, no creo que ya sea posible volver a los ultramarinos. Las tiendas a granel, sin embargo, marcan una tendencia a seguir. Todavía suponen, sobre todo, una postura ética, pero ya veremos qu-e pasa cuando aterricen los negociantes: también en la política de cero envases de un solo uso puede haber negocio.
 
El Granel de CorrederaCorredera Baja de San Pablo, 33
Madrid 28004
Tlfno. 91 0411326

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