El propio Blumenthal ha abierto una cuenta en Instagran donde publica las fotos seleccionadas de sus preparaciones para que las tomen de allí quienes quieran luego utilizarlas en la red. Se asegura de que al menos sean de calidad y que sus platos salgan apetitosos. Porque una de las cosas que cualquier restaurante de cierto nivel debe tener en cuenta es su imagen en internet. Hace un año, el maitre de un restaurante que acababa de ser distinguido con una estrella Michelín, me comentaba cómo estaba temiendo a los “blogueros” que iban a llegar en el fin de semana con unas exigencias críticas radicales a veces: no es que vayan a hundir un negocio bien llevado, pero pueden crear un run run negativo que daña la imagen. Contaba Xavier Domingo, uno de los renovadores de la crítica gastronómica desde sus columnas de Cambio 16, que dejó de hacer crítica de restaurantes cuando se enteró de que dos de los que no había hablado muy favorablemente habían tenido que cerrar. Yo no creo que mis críticas tengan esa repercusión, pero, por si acaso, me limito a comentar sólo los restaurantes que me han gustado. A los otros, me limito a no volver. Y, eso sí, procuro no molestar lo más mínimo y no me subo a la lámpara para hacer fotos.Imprimir
3 de marzo de 2015
Comer con la cámara
El propio Blumenthal ha abierto una cuenta en Instagran donde publica las fotos seleccionadas de sus preparaciones para que las tomen de allí quienes quieran luego utilizarlas en la red. Se asegura de que al menos sean de calidad y que sus platos salgan apetitosos. Porque una de las cosas que cualquier restaurante de cierto nivel debe tener en cuenta es su imagen en internet. Hace un año, el maitre de un restaurante que acababa de ser distinguido con una estrella Michelín, me comentaba cómo estaba temiendo a los “blogueros” que iban a llegar en el fin de semana con unas exigencias críticas radicales a veces: no es que vayan a hundir un negocio bien llevado, pero pueden crear un run run negativo que daña la imagen. Contaba Xavier Domingo, uno de los renovadores de la crítica gastronómica desde sus columnas de Cambio 16, que dejó de hacer crítica de restaurantes cuando se enteró de que dos de los que no había hablado muy favorablemente habían tenido que cerrar. Yo no creo que mis críticas tengan esa repercusión, pero, por si acaso, me limito a comentar sólo los restaurantes que me han gustado. A los otros, me limito a no volver. Y, eso sí, procuro no molestar lo más mínimo y no me subo a la lámpara para hacer fotos.Imprimir
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