En Madrid, con miles de restaurantes, no hay ninguno que
merezca tres estrellas para los anónimos inspectores de la guía y, sin embargo,
debe ser la única gran capital en la que hay más locales con dos estrellas que
con una. Y eso ocurre porque dos de los restaurantes que ya tenían una, Diverxo y el Club Allard, han
subido un escalón, mientras que La Broche ha salido de la lista por cierre. En Barcelona,
se han quedado sólo con en un tres estrellas
(Sant Pau, de Carme Ruscadella), aunque está en Sant Pol de mar, a 50 kilómetros de la capital catalana. El otro
que las tenía, el Can Fabes, del desaparecido Santi Santamaría, ha sido
degradado a dos. Como ha dicho alguien, Santamaría se ha llevado una estrella a
donde quiera que esté. Así que, para comer en uno de esos templos de la
gastronomía más excelsa hay que viajar a Sant Pol de Mar, a San Sebastián, donde tienen para dar y tomar
(Arzac, Berasategui y Subijana) o a Gerona, donde el Celler de Can Roca sigue jugando en la primera
división mundial de la gastronomía. Como dice la propia guía, un restaurante
con tres estrellas Michelin, merece el viaje.
Mi bolsillo no me da, ni de lejos, para ser asidua de estos
sitios, pero tengo que reconocer que alguna vez que otra me doy un homenaje y
como en uno de ellos. En general , siempre he salido encantada. Un restaurante
que ha merecido una estrella en la Guía Michelin tiene un nivel altísimo en la
cocina, pero también en el servicio y en la decoración, que no suele ser lujosa,
pero si exquisita. La cuenta está a tono, (con vino, suele acercarse a los 100
euros) pero os aseguro que no parece tan alta cuando se acaban de comer las
cosas tan extraordinarias que sacan a la mesa.
De Diverxo recuerdo la increíble sutileza de sus platos,
siempre inspirados en la cocida asiática. La sopa fría de coco verde y
macadamia que abría el menú degustación
era increíble y ninguno de los platos que siguieron bajaba de nivel. En Coque,
una estrella Michelin en Humanes, el menú degustación no se acaba nunca, pero
tampoco quieres que llegue el fin, Las infinitas elaboraciones y combinaciones
con las verduras de Rodrigo de la Calle, en Aranjuez, (lo llaman
gastrobotánica) sólo tienen igual en el vecino, Casa José, que, sin hacer
ruido, defiende su estrella Michelin
desde hace casi 20 años. Y todavía recuerdo cómo salí deslumbrada del Atrio de
Cáceres donde cené hace ya demasiados años. O de Casa Marcelo, donde consiguen
que parezca que los platos que sacan a la mesa no han sido cocinados, a pesar
de que ves cómo lo hacen porque la cocina está en el centro del local.
Yo os aconsejo que, si no lo habéis hecho, probéis algúna
vez. Pedid el menú degustación y seguro que encontráis más de un motivo para
salir felices. ¡Ojo! deben abstenerse los que creen que un bufé libre donde,
por pocos euros, puedes comer hasta
reventar es el no va más de la gastronomía. No lo recomiendo tampoco a los que
creen que la pista infalible es que se vean muchos camiones a la puerta, como
en esos restaurantes de carretera. Eso es otra cosa.
Por si os animáis, esta es la lista de restaurantes con
estrella Michelin en la Comunidad de Madrid y sus alrededores:
Dos estrellas:
Santceloni, La terraza del Casino, Sergi Arola Gastro, Ramon FreixaMadrid, Diverxo, Club Allard.
Una estrella: Zalacaín, Kabuki Wellington, Kabuki, Coque
(Humanes de Madrid), Casa José
(Aranjuez) Rodrigo de la Calle (Aranjuez).
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