En español se ha dicho toda la vida brécol, pero ahora se
usa más brócoli, quizá porque nos suena más cosmopolita: entre italiano y
japonés. La Real Academia Española, tan
tolerante en los últimos tiempos, admite las dos acepciones y les da esta
definición: variedad de la col común, cuyas hojas, de color
verde oscuro, son más recortadas que las de esta y no se apiñan. Puede que nos entendamos mejor si hablamos de una especie de
coliflor verde. El brócoli es una verdura de
muy reciente aparición en la cocina española. Dos clásicos como el libro
de la Sección Femenina o las 1080 de Simone Ortega no lo utilizan como ingrediente. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, aparece por doquier en
multitud de platos, especialmente como guarnición. Además, en internet, hay
mucha literatura sobre las virtudes, al parecer casi infinitas, de este vegetal:
es anti oxidante, anticancerígeno, bueno para el corazón… Se pondera también su
baja condición calórica, como hace WISE geek en esta bonita página e incluso
hay una asociación de Amigos del Brócoli que se dedica a cantar las excelencias
de este vegetal y proclama que lo hace “sin ánimo de lucro”. Parece que se le
podría aplicar aquello de “excusatio non petita…”.
Pues bien, toda esta parafernalia
se multiplica por diez cuando hablamos
del BIMI, esa especie de brécol esparragado
que alguien ha llamado el brócoli 2.0, como si fuese una nueva versión de algún
sistema informático. Todo el mundo canta las excelencias del bimi, aunque la
multitud de webs que lo hacen repiten sospechosamente sus argumentos como si
se hubiesen limitado al corta y pega de un comunicado de la Federación de Productores de Bimi, si es que esa federación existe. Se dice que contiene los diez nutrientes esenciales para el organismo “y en cantidades muy elevadas". Y enumera: zinc, ácido fólico, antioxidantes, vitamina C... y glucosinolatos, que al parecer previenen
el cáncer. Creo que la mayoría de las frutas y hortalizas son estupendas para
la salud, pero me parece una exageración creer que por tomar zanahorias vamos a
tener una vista de águila, que bebiendo zumo de naranja no tendremos gripe y
que el bimi pueda constituir una barrera infranqueable para el cáncer, las
enfermedades cardiovasculares y la formación de cataratas, como he leído en
algún sitio. Seguro que el bimi es muy bueno, pero no el bálsamo de Fierabrás.
Yo prefiero quedarme con sus virtudes gastronómicas. Como se
ve en la foto, se parece al brécol aunque su tallo es más largo y fino, pero
su textura y su sabor se acercan más al de los espárragos verdes, sin la
fibrosidad que estos tienen a veces. Es más bien crujiente y su sabor más suave que el del espárrago, tirando ligeramente
a dulce.
Según parece, es un híbrido
del brócoli y la col china verde, que procede de Japón. No queda claro si
surgió de forma natural o por ingeniería genética, pero al parecer las semillas las vende Sakata,
una multinacional japonesa de la hortaliza. Aquí en España, se están
introduciendo en la huerta de Murcia y se promocionan con el respaldo de
grandes chefs, como Rodrigo de la Calle, en cuyo restaurante de Aranjuez probé el Bimi por primera vez. Ahora he visto que lo venden en Makro y que lo
promociona este cocinero, sumo sacerdote de la gastrobotánica, que en su entusiasmo
remunerado no duda en asegurar que “un
manojo de bimi tiene tanto calcio como un vaso de leche y tanta vitamina C como
cinco naranjas” y que “es la verdura más sana del planeta Tierra...”.
Ojalá sea así, pero yo me quedo con su sabor y textura.
Aunque no es muy barato, merece la pena probar este brécol espigado que, según un
castizo, sería Gasol, si Gasol fuera brécol.
Imprimir
5 comentarios:
Es muy curiosa la historia de la zanahoria y la vista. Merece la pena buscarla...
Habrá que probar el bimi este, claro.
Juanfran
Creo que solo lo venden en Makro. Está pero que muy rico...
¿se cocina cual brécol o como si fuera triguero? ¿o ambas?
Plancha, vapor o cocido.. En cualquier caso 4 minutos según la etiqueta que lleva.
Estupendo. habrá que ir a Makro, pues.
Gracias!!
Publicar un comentario