Calendario de Adviento

Poco a poco se va introduciendo entre nosotros la simpática costumbre del Calendario de Adviento, ese almanaque con 24 ventanitas que esconden una sorpresa y que, en una cuenta atrás que termina en la Navidad, se van abriendo cada día, desde el uno al veinticuatro de diciembre.
Como tantos ritos y tradiciones en torno a esa fiesta, tiene su origen en los países nórdicos, que parece que hubieran inventado la Navidad para completar sus bellos paisajes nevados. De allí nos llegaron también el árbol de Navidad y Santa Claus-Papa Noel.
Originariamente, en países como Suecia, Noruega, etc. existía la tradición de la Corona de Adviento: una corona de ramas de árbol o un candelabro con cuatro velas. Cada domingo de Adviento, se apagaba una, en una sencilla ceremonia familiar en la que se bebía vino caliente y se comían galletas de jengibre.
Pero esta cuenta atrás, la del Calendario de Adviento, parece que tiene más bien origen alemán. Allí, a finales del Siglo XIX existía la costumbre de que los niños encendieran una vela cada día del Adviento. En las familias más humildes, se pintaban con tiza en una puerta tantas rayas como días duraba este periodo litúrgico (su duración no es siempre la misma) y los niños tenían el privilegio de ir borrando una cada día a la vez que tomaban consciencia de la cercanía cada vez mayor de la Navidad. Como cosa de niños a alguien se le ocurrió que cada día podía ser un cromo con imágenes navideñas, que se pegaban en un calendario. Eso ocurrió en 1902, pero hubo que esperar hasta mediados de siglo para que apareciera el primer Calendario de Adviento como los que conocemos ahora: con ventanitas recortadas que se van abriendo cada día dejando que los niños cojan la sorpresa que esconden. Primero eran chocolatinas o caramelos, después pequeños regalos y actualmente todo lo que se les ocurre a los editores. El caso es que son muy populares y en los países del centro y norte de Europa no hay niño que no tenga su calendario de adviento.
El nuestro, lo va a realizar esta semana María José Escribano y consiste en galletitas con formas y colores navideños, metidas en 24 bolsitas sujetas a un panel, que se irán abriendo día a día, desde el uno de diciembre hasta el día de Nochebuena. Atención, sólo los niños pueden abrirlas. Abstenerse adultos.

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