Sea como fuere, el caso es que Jun Minowa, un treintañero hijo de padre japonés y madre española, ha decidido abrir allí su primer restaurante, en un espacio, todo luz y quietud, que abre sus paredes de cristal al impecable jardín de la casa.
Hasta aquí la cosa no puede ir mejor, pero dejemos hacer a nuestro cocinero. Y Jun Minowa puso sobre la mesa unas exquisitas croquetas de boletus y shiitake, que superó con una gyoza (empanadillas) de carne y verduras, realmente delicada.
La tempura de langostinos y verduras que siguió tenía un punto de crujiente exacto. Como exacta era la maceración del Carpaccio de Dorada en vinagre de arroz que tomamos a continuación. No estoy segura de que el tartar sea un plato muy japonés, pero el de salmón con salsa de ciruelas que nos sirvieron a continuación no desentonaba en este menú fusión, que cerró un estupendo Magret de pato, macerado a la soja con verduras de temporada. Un surtido de pastelitos y un buen café redondearon la cena que, con vino (la carta es corta pero elegida con criterio) y alguna cerveza, pasó muy poco de los cien euros, lo que para cuatro personas es casi un regalo, teniendo en cuenta el nivel de la cocina.
Toda una agradable sorpresa, totalmente inesperada en esta zona casi desconocida de nuestra comunidad, que, en pocos días, se pondrá bellísima con los colores del otoño.
¿Por qué no hacer una escapadita a este Saika de Manjirón? Doy fe de que merece la pena.
Saika
Camino de las eras nº4
Manjirón
Madrid
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