La plaza de los Mostenses debe su nombre al convento premostatense de San Norberto, demolido por orden de Pepe Botella, el Rey Plazuelas, en su desbocado afán de aclarar el compacto conglomerado urbano de Madrid con espacios abiertos, como agujeros en un queso gruyère. Fue una barbaridad. El convento era una hermosa obra de Ventura Rodríguez, construida sólo medio siglo antes. No pareció la cosa muy del agrado de los ediles madrileños, que a mediados del siglo XIX decidieron “rellenar “ la plaza con un imponente edificio construido en hierro y cristal, según la moda Eiffel. Era como el Mercado de San Miguel, pero mucho más grande. Aprovechando la cercanía con la estación del Norte a donde llegaba el pescado de Galicia y el Cantábrico, el Mercado de los Mostenses se convirtió en el gran centro pescadero de Madrid, pero no le duró mucho. La apertura de la Gran Vía, fue una buena excusa para derribarlo, aunque, en realidad, no estorbaba al trazado del último tramo de la calle. Se construyó otro más pequeño, que es el que ha llegado hasta nuestros días, en medio de la mini China Town en que se ha convertido la Plaza de los Mostenses. Sólo el rótulo del mercado está en español. Los demás negocios de la plaza se anuncian con caracteres chinos, como si estuviéramos en el mismo Pekín. Los chinos son gente previsora y parecería que estuvieran tomando posiciones ante el negocio que se preveía con la compra e intento de demolición del cercano Edificio España por el grupo Wanda. Puede que el negocio se haya ido al garete, pero los chinos siguen allí. Y uno de ellos es Jongping Zhang, al que, vete tú a saber por qué, todo el mundo llama Julio. Julio es el propietario y chef de Soy Kitchen, un local poco glamuroso en el que se sirve una cocina fusión de origen asiático, sorprendente y muy rica, pero de origen inclasificable.
No hay menú fijo. El mismo Julio, que acude a saludar a sus clientes, explica que cada día prepara lo que se ocurre con los mejores productos que encuentra en el Mercado que tiene enfrente. Y se le ocurren cosas extraordinarias, que puedes tomar en un menú degustación cerrado de 35 euros o plato tras plato: ”yo pongo y cuando cansar tu dices basta”. Optamos por el menú degustación y en la mesa empezaron a sucederse platos llenos de color, en los que los sabores ácidos se ligaban con agridulces y picantes, las texturas crujientes con otras mórbidas y te daba la sensación de que estabas entrando en una experiencia gastronómica a la que no encuentras referencias.
A propósito de cocina china, coincidiendo con el Año Nuevo Chino, se celebra la China Taste, la Fiesta de la Gastronomía China. Hasta el próximo 6 de marzo, catorce de los mejores restaurantes chinos de Madrid ofrecen menús especiales (menús de fiesta o de Año Nuevo) a precios también especiales. En la lista están algunos de los mejores "chinos" de la capital, como el Tse Yang, del Hotel Villamagna, o el más humilde Casa Lafu. Aquí podéis ver la lista completa.
Imprimir
No hay comentarios:
Publicar un comentario