28 de febrero de 2011

Cocidito Madrileño

“Lo cierto es que España es un país de comedores de garbanzos: con chorizo, en el cocido, en potaje con espinacas, guisados con huevo duro, con callos o con bacalao; incluso se comen fritos y salados de aperitivo, como el maíz o las pipas. Debo confesarles, en cambio, que yo tengo proscritos de mi cocina a los garbanzos, que me parecen comida de internado o rancho cuartelero, con claras reminiscencias de tiempos pasados no precisamente mejores, cuando la gente se llenaba la tripa con pan, garbanzos y manteca de cerdo”.
Este párrafo, tan rotundo, no es mío. Lo escribió, en su blog, Santi Santamaría, el gran cocinero que acaba de desaparecer y que reconocía que él mismo, en cierta forma, era un garbanzo negro.
Julio Camba prefería tirar de ironía: “Los garbanzos constituyen el truco de que, durante veintitantos siglos, se han valido los maridos españoles para entretener e las mujeres en casa. Generalmente no hay remojo ni cocción que los ablande, y eso va ganando el caldo, en el que no dejan más sustancia que la que dejaría un puñado de balines. A veces, sin embargo, la cocinera logra enternecerlos al punto de que se `puedan comer, y entonces empieza lo verdaderamente absurdo”.
Entre los gourmets más cosmopolitas, los garbanzos no parecen tener muy buena prensa, pero la realidad es que desde que los trajeron los cartagineses, hace más de 2.500 años, han sido un alimento muy apreciado en España. Sin embargo, y a pesar de una tan larga estancia en nuestra cocina, casi no conocemos otra forma de consumirlos que en cocido. O mejor dicho, en cocidos, porque cada región tiene su variante de cocido, adaptado a la materia prima que se tenía más cerca, en tiempos en que la oferta solía limitarse a los productos de la tierra.
En todo caso, el cocido más famoso es el de Madrid, aunque sólo sea por la canción de Pepe Blanco.

Ruta del Cocido Madrileño
El otro día, me contó Guadalupe que un grupo de restaurantes de Madrid y su Comunidad, han organizado una Ruta del Cocido Madrileño. La cosa está difícil y ya no saben que inventar para atraer clientela.
He buscado información y he visto que los restaurantes son 27 y que, como en el Camino de Santiago, han editado una cartilla o pasaporte en la que cada uno  pone su sello como comprobante de que el titular de la cartilla se ha sentado a su mesa para meterse un cocido entre pecho y espalda. Al parecer, la cartilla no tiene otra utilidad que la de demostrar que se ha comido en determinado sitio, aunque también permite participar en sorteos con premios tan interesantes como el que da derecho a comer cocido una vez por semana en los restaurantes de la ruta o los que conceden peso en vino o en aceite de la persona premiada.
En las lista de restaurantes hay clásicos como Lardhy, La Bola, Malacatín o Casa Carola, aunque se echa de menos el famoso Charolés, de El Escorial. La lista la podéis consultar aquí.
Quienes anden despistados sobre qué restaurante elegir pueden echar un vistazo a CocidoMadrid, una curiosa web de diseño antediluviano, mantenida por un grupo de amigos que periódicamente se reúnen alrededor de un cocido en restaurantes de Madrid. Los comentarios huyen del engolamiento de algunos críticos gastronómicos y cuentan, lisa y llanamente, lo que les parece el cocido que prueban cada vez. Incluye también un ranking de los mejores cocidos que han probado.
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2 comentarios:

guadalupe dijo...

GRACIAS,,,,Elena por tan sabrosos comentarios ,, q me ayudan a "engordar " mi cultura gastronomica,,,

Anónimo dijo...

Pero que solo engorde la cultura ¿vale?