15 de octubre de 2013

Arce, un clásico en el corazón de Chueca


He aprovechado una nueva edición de Madrid Exquisito para conocer el restaurante Arce, un clásico de la cocina madrileña, situado en pleno corazón del barrio de Chueca, desde antes de que Chueca se pusiera de moda. La experiencia no ha estado mal, pero no ha colmado las expectativas que me había hecho, quizá porque los menús a precio razonable que los restaurantes de postín confeccionan para eventos como este no suelen incluir los mejores platos, que lógicamente son los más caros.
El local es acogedor, entre clásico y familiar, muy lejos de esos restaurantes de diseño, tan de moda, que, a veces, resultan un poco fríos. Arce es un sitio confortable, y su clientela, normal, muy distinta de la que puebla bares y restaurantes de este peculiar barrio o de la gente guapa que pulula por otros restaurantes de moda. A Arce se va a comer y a degustar la cocina de mercado, clásica con toques modernos, que prepara su chef, Iñaki Camba.
Cuando llegas a Arce, el propio Camba, te recibe uniformado de cocinero (con gorro incluido) y sugiere a los comensales sobre el menú según sus gustos: los de los comensales y los del cocinero. Porque, según parece, las sugerencias del chef terminan teniendo más peso, en este “menú a la medida” y en la cuenta. A nosotros, como íbamos a tomar el menú “Madrid Exquisito”, simplemente nos tomó la comanda.
Abrió mesa un mar y montaña de ahumados caseros muy conseguido. Las finas láminas de carnes y pescados, ahumadas y marinadas en el restaurante, alcanzan una gran delicadeza en el paladar. Ya más contundentes, las gramíneas (un tipo de pasta) con setas y su yema, daban también la talla, mientras que la ensalada de torreznitos y gambas con judías verdes, no decía gran cosa, como tampoco el tournedó de bonito sobre salmorejo, que me supo un poco seco. 
Mucho mejor resultó la hamburguesa de pluma y presa, que gratinan con mostaza a la antigua y caramelizan. Una se olvida hasta del nombre, hamburguesa, que ha pasado a ser sinónimo de comida rápida o, por decirlo más claro, de comida basura. La hamburguesa de Arce es un bocado exquisito
A los postres, el Tatín sobre natillas ligeras era simplemente correcto, mientras que el ruso de chocolate con crema de café y queso fresco estuvo de chuparse los dedos.
En definitiva, un buen almuerzo, pero lejos de las expectativas que me había hecho leyendo algunas críticas. Quizá se deba a que tomé un menú cerrado, porque la carta incluye algunos platos, muy apetecibles sólo desde el enunciado, que habrá que probar en otra ocasión.
Para terminar, una mención al servicio, profesional e impecable.
Imprimir

No hay comentarios: