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12 de abril de 2016

Salón de Gourmets

Hablábamos, hace bastantes años, sobre ese tema recurrente en torno al aceite de oliva español. Que si los españoles producimos el mejor aceite del mundo; que si la mayor parte de las exportaciones italianas se hacen con aceite que previamente han comprado a granel y barato en las almazaras de Jaén; que si es un expolio inadmisible… Y en medio del animado debate, alguien dijo que el problema es que en cuestión de ventas, los españoles estamos (estábamos)a años luz de los italianos. Y lo explicó muy gráficamente: aquí, dijo, vendemos perfume en botellas de lejía, mientras que los italianos venden lejía en frascos de perfume.
La frase me vino a la memoria en la visita, la semana pasada, al 30 Salón de Gourmets, una exuberante y extenuante muestra de lo mejor que se produce en España en alimentos de la máxima calidad. Prácticamente descartados los productos frescos que por ser perecederos encuentran difícil acomodo en estas ferias, el salón es una extraordinaria sucesión de jamones, embutidos, quesos, aceites, vinos, licores, cervezas, mermeladas, conservas (vegetales y de pescado), dulces, helados, chocolates, cafés, infusiones y, en fin, todo lo que a una se le pueda ocurrir en este delicioso mundo de la gastronomía de alto nivel. Sería imposible reflejar la extraordinaria variedad de productos que se ofrecen en este inmenso salón, que crece exponencialmente cada año y que, por eso mismo, puede morir de éxito.
Todos tienen un común denominador que desmiente la frase que citaba al principio: su exquisita y elegante presentación. Cajas, botellas, tarros, latas, envases, etiquetas han sido cuidados al máximo por diseñadores capaces de hacer irresistiblemente atractivos unos productos de alta calidad antes de catarlos. La evolución ha sido muy rápida y lo mismo que en restauración España ha pasado de la fonda mugrienta que relataban los viajeros románticos, a la vanguardia mundial, en la presentación de nuestros productos se está saltando del envuelto con papel de estraza de ultramarinos y colmados, a vender “perfume en envases de perfume”. En esta especie de competición de diseño, me hizo gracia una marca vasca de croquetas, que presentaba su producto en cajas estrechas y alargadas como las de Nespresso. Sólo faltaba que fuese George Clooney quien las diera a probar.
Visité el primer Salón del Gourmet,en 1986, en un pequeño pabellón de la Casa de Campo, y, con la perspectiva de treinta años, está claro que el sector español de la alimentación se ha puesto las pilas para competir con países que en esto de comer bien nos llevaban muchos años de ventaja. El avance se ve con claridad en dos productos estrella de nuestras exportaciones: el vino y el aceite. Aquellos vinos ásperos y aceites malolientes que eran habituales hace no tanto tiempo, han dado paso a unos productos cuidados en su elaboración y presentación, que están en línea para competir con los mejores del mundo. y además son más baratos. Ahora sólo hace falta que el ejemplo se extienda a todo el sector, para que deje de tener razón el Marqués de Griñón cuando dice que habría que prohibir las exportaciones de vino sin embotellar, para que no sean otros países los que, comprando aquí a granel, saquen el máximo beneficio de nuestros productos.
Como digo, hacía estas reflexiones, a la vuelta del Salón de Gourmets, un lugar de goce y disfrute de todos los sentidos. Al día siguiente fui a comprar a Makro. Fue como pasar del Bulli a un restaurante de menú del día de un polígono industrial.

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12 de marzo de 2012

Diseño Gourmet

Vinos del Condado (Huelva)
















Esta semana, estuve en el Salón del Gourmet, una feria de alimentos y bebidas de calidad que puede terminar muriendo de éxito. Cada vez son más las empresas del sector de alimentación que presentan sus productos en este salón, cuya evolución puede ser una muestra muy clara de lo que ha cambiado la alimentación en este país. Recuerdo la primera vez que fui al Salón, en una de las primeras convocatorias. Apenas había un centenar de expositores y los visitantes tampoco éramos muchos, con lo que tenías ocasión de probar casi todo, e incluso echar una parrafada con los voluntariosos empresarios que ofrecían sus productos. Ahora, más de mil marcas, las que pugnan por llamar la atención del visitante que termina abrumado y un poco confuso. A diferencia de otros años, en los que encontré muchos productos novedosos, esta vez el Salón del Gourmet me ha parecido un monográfico de Vinos, Aceites, y Quesos. O al menos esa es la sensación que saqué después de pasar allí una mañana entera.
Vino de Rueda
Eso sí, se mantiene la línea de la calidad y el glamour: la exquisitez con que se presentan vinos, aceites o conservas. Todo son envases de diseño, botellas que parecen frascos de perfume, estuches que atraen por su belleza, etiquetas de vino que son obras de arte. El negro, el color que más se identifica con la elegancia, está por todas partes compitiendo con el rojo: la pasión.
Por fin, nuestros productores se han dado cuenta de que un producto que pretende ser reconocido como exquisito (gourmet), debe empezar a atraer desde el envoltorio. Podemos tener el mejor vino, pero muchos no llegarán ni a catarlo si la botella del competidor les atrae primero.
Aceite de oliva gallego
Alguien dijo, a propósito del aceite, que nuestro problema era que vendíamos el mejor en “botellas de lejía”, mientras que los italianos ofrecían un producto de menos calidad (“lejía”) en frascos de perfume y, como es lógico, se llevaban el gato al agua. Esta situación ha cambiado radicalmente y todo el mundo se esfuerza en mejorar la exquisitez de sus productos, no sólo en cuanto al gusto, sino también en la presentación. Y esto empieza a dar sus frutos. Por seguir hablando del aceite: hay noticias de que las marcas españolas le están comiendo rápidamente el terreno a las italianas en un mercado tan importante como el de EEUU, que creían de su propiedad. Y en China son las primeras, aunque todavía son los italianos los que cada año se llevan una tercera parte de nuestras exportaciones en graneles que, en parte, venderán en bellos envases etiquetados con sus marcas.
En todo caso, las estadísticas de comercio dicen que los alimentos españoles de calidad se mueven cada vez con más fuerza en el difícil y competitivo mundo de los mercados internacionales. Por ejemplo, el año pasado, las exportaciones de vino de La Mancha embotellado, han crecido un 30%, mientras que las de graneles se estancaban. Y en cinco años, las exportaciones de aceite de oliva se han incrementado nada menos que un 60%. No está escrito que los españoles, si cuidamos nuestros productos como debemos, no podamos exportar como el que más.
Quesos extremeños
Lo que no me explico es cómo esa tendencia a buscar que los alimentos entren por los ojos antes que por la boca, no se ha producido en los quesos. Hay algunos que se venden en estuches muy elegantes y de bello diseño, pero son la excepción. La mayoría siguen con esas etiquetas clásicas, de rancio diseño y letras góticas que no trasmiten nada. Tenemos unos quesos excelentes, pero jamás he visto ninguno en las grandes tiendas de alimentación de París o Londres.
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14 de abril de 2010

XXIV Salón del Gourmet

Desde el lunes se celebra en Madrid el XXIV Salón del Gourmet. Sus organizadores pretenden que sea un punto de encuentro entre fabricantes y consumidores de productos delicatessen. Y realmente lo han conseguido, porque, lo que empezó como una pequeña feria en uno de los pabellones pequeños de IFEMA en la Casa de Campo, se ha convertido, 24 años después, en el evento de referencia en el sector de la gastronomía de calidad en Europa.
El Salón es una exhibición que cada año cada año riza el rizo de la exquisitez y el refinamiento. En paralelo a la evolución extraordinaria de la cocina española, los productores del sector de la alimentación se han ido convenciendo de las enormes oportunidades de negocio que hay en el mundo de la gastronomía de alto nivel y se esfuerzan en ofrecer productos cada vez más selectos y mejor envueltos. Hace un tiempo escuche una teoría que explicaba nuestro escaso éxito para vender en el extranjero nuestros mejores productos. Se refería al aceite de oliva y decía que mientras los italianos ofrecían un producto de mediana calidad en frascos de perfume, los españoles tratábamos de vender nuestro excelente aceite en botellas de lejía.
Todo eso ha cambiado de forma radical.
Vean, por ejemplo, este envase de aceite que ofrece una marca gallega.

Y el contenido está a la altura del envase.
Pero no es sólo el aceite. El vino, los quesos, los embutidos, los dulces, las conservas… todo ha dado un salto de calidad inimaginable hace sólo unos años y se presenta de la forma más deslumbrante hasta el punto de que, a veces, parece que se piensa más en el envase que en el contenido...
Como los empresarios, pequeños o medianos, los gobiernos autónomos también toman nota de las posibilidades del sector y promocionan los productos de su tierra en stands de un diseño vanguardista y elegante que no hacen más que resaltar su calidad. Algunos de los pabellones que visité ayer, como el de Castilla y León o Extremadura podrían competir con las tiendas más lujosas de la milla de oro de Madrid.
Un paseo por el salón (dos horas como mínimo) es un goce de los sentidos y una continua sorpresa. Entre los nuevos productos yo he visto polvo de vino tinto, butifarra en caja, crema de arroz con leche, refrescos de vino blanco, rosado o tinto, (sin alcohol), del Grupo Matarromera, helado de coco y curry, bombones rellenos de queso, sal líquida natural, vaporizador de licor de hierbas, caviar de café … Hay tanto que te saturas.
El año pasado, el Salón del Gourmet recibió 80.000 visitantes. Un éxito tal de público ha obligado a limitar el acceso al salón propiamente dicho sólo a profesionales. Para el público en general se han organizado numerosos talleres especializados para probar los productos más selectos del mercado gourmet. Así, previo pago, se pueden visitar los túneles del Vino, del Aceite de Oliva Virgen o del Queso. También los rincones del Pan, el Café y la Cerveza, o el espacio "Protagonista, el Pescado", donde se recrea la bocana de un puerto y una lonja de pescado y los visitantes aprenderán la localización de los bancos de pesca
En fin, aunque cierra el jueves por la tarde, id si podéis. Merece la pena

Me resulta difícil recomendar nada, así que sólo voy a hablar de dos amigos míos, pequeños empresarios, que llevan allí sus productos, ambos de agricultura ecológica. Andrés Morate lleva sus vinos y, por primer año, un frutal aceite ecológico, que produce en su pequeña finca de Belmonte de Tajo (Madrid).Pedro “Cachopo vuelve a la feria con sus exquisitas legumbres que cultiva con respeto absoluto a la naturaleza, en Colmenar de Oreja (Madrid). Algún día os hablaré de ellos con más detenimiento.

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