12 de marzo de 2012

Diseño Gourmet

Vinos del Condado (Huelva)
















Esta semana, estuve en el Salón del Gourmet, una feria de alimentos y bebidas de calidad que puede terminar muriendo de éxito. Cada vez son más las empresas del sector de alimentación que presentan sus productos en este salón, cuya evolución puede ser una muestra muy clara de lo que ha cambiado la alimentación en este país. Recuerdo la primera vez que fui al Salón, en una de las primeras convocatorias. Apenas había un centenar de expositores y los visitantes tampoco éramos muchos, con lo que tenías ocasión de probar casi todo, e incluso echar una parrafada con los voluntariosos empresarios que ofrecían sus productos. Ahora, más de mil marcas, las que pugnan por llamar la atención del visitante que termina abrumado y un poco confuso. A diferencia de otros años, en los que encontré muchos productos novedosos, esta vez el Salón del Gourmet me ha parecido un monográfico de Vinos, Aceites, y Quesos. O al menos esa es la sensación que saqué después de pasar allí una mañana entera.
Vino de Rueda
Eso sí, se mantiene la línea de la calidad y el glamour: la exquisitez con que se presentan vinos, aceites o conservas. Todo son envases de diseño, botellas que parecen frascos de perfume, estuches que atraen por su belleza, etiquetas de vino que son obras de arte. El negro, el color que más se identifica con la elegancia, está por todas partes compitiendo con el rojo: la pasión.
Por fin, nuestros productores se han dado cuenta de que un producto que pretende ser reconocido como exquisito (gourmet), debe empezar a atraer desde el envoltorio. Podemos tener el mejor vino, pero muchos no llegarán ni a catarlo si la botella del competidor les atrae primero.
Aceite de oliva gallego
Alguien dijo, a propósito del aceite, que nuestro problema era que vendíamos el mejor en “botellas de lejía”, mientras que los italianos ofrecían un producto de menos calidad (“lejía”) en frascos de perfume y, como es lógico, se llevaban el gato al agua. Esta situación ha cambiado radicalmente y todo el mundo se esfuerza en mejorar la exquisitez de sus productos, no sólo en cuanto al gusto, sino también en la presentación. Y esto empieza a dar sus frutos. Por seguir hablando del aceite: hay noticias de que las marcas españolas le están comiendo rápidamente el terreno a las italianas en un mercado tan importante como el de EEUU, que creían de su propiedad. Y en China son las primeras, aunque todavía son los italianos los que cada año se llevan una tercera parte de nuestras exportaciones en graneles que, en parte, venderán en bellos envases etiquetados con sus marcas.
En todo caso, las estadísticas de comercio dicen que los alimentos españoles de calidad se mueven cada vez con más fuerza en el difícil y competitivo mundo de los mercados internacionales. Por ejemplo, el año pasado, las exportaciones de vino de La Mancha embotellado, han crecido un 30%, mientras que las de graneles se estancaban. Y en cinco años, las exportaciones de aceite de oliva se han incrementado nada menos que un 60%. No está escrito que los españoles, si cuidamos nuestros productos como debemos, no podamos exportar como el que más.
Quesos extremeños
Lo que no me explico es cómo esa tendencia a buscar que los alimentos entren por los ojos antes que por la boca, no se ha producido en los quesos. Hay algunos que se venden en estuches muy elegantes y de bello diseño, pero son la excepción. La mayoría siguen con esas etiquetas clásicas, de rancio diseño y letras góticas que no trasmiten nada. Tenemos unos quesos excelentes, pero jamás he visto ninguno en las grandes tiendas de alimentación de París o Londres.
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