No resulta fácil definir el nuevo Mercado de San Antón. No es una sucesión de barras de tapas, como ha terminado siendo el Mercado de San Miguel, aunque no son precisamente barras lo que le faltan. Tampoco es un mercado tradicional de barrio. Allí no veréis a señoras con el carrito de la compra o, al menos, yo no las he visto. Pero, sin embargo, tiene carnicería, pescadería, frutería, charcutería y todo ese tipo de puestos que hay en los mercados de toda la vida. Claro que en los mercados de toda la vida no hay mostradores de comida griega donde venden yogur a granel, ni tampoco puedes pedir tapas en el puesto del bacalao. Aquí, si.
El Mercado de San Antón se ha construido en el solar que ocupaba el mercado del mismo nombre en el barrio de Chueca. Lo que antes eran dos plantas bastantes oscuras, se ha convertido en cuatro, muy luminosas, porque los arquitectos han construido una especie de gran patio interior cubierto por un enorme techo de cristal. En y alrededor de este patio se han instalado los puestos tradicionales, los bares, los restaurantes y demás instalaciones, todos siguiendo un diseño unificado, moderno y agradable.
En la primera planta, la que tiene los puestos más tradicionales, hay dos fruterías que entran por los ojos, una tienda de quesos que desata los jugos gástricos de los aficionados y una tahona con tipos de pan que no es fácil encontrar en Madrid. Eso si, por un pan de escandella de menos de medio kilo te cobran 5 euros.
En las carnicerías (2) y la pescadería, más convencionales aunque de buen nivel, te dan la posibilidad de comprar productos que luego te cocinan y puedes consumir en los restaurantes de la planta terraza. Yo compré un besugo que, pagando 4’5 euros, me hicieron a la plancha en uno de los restaurantes de la terraza.
En el bar, metido en un rincón, puedes elegir una botella del amplísimo y cuidado surtido de su vinoteca y consumirla allí mismo, acompañada de las tapas que exhiben en la barra o del amplio surtido de croquetas, que también venden para llevar y freír en casa...
Subamos a la segunda. Allí se concentran los puestos de productos elaborados. Uno puede comprar musaka griega, bacalao a la vizcaína o sushis japonés, y pedir una cerveza o una copa de vino del bar del fondo para tomárselo acodado en la interminable barra que rodea el patio, mientras se entretiene viendo el trajín del mercado.
También puede almorzar a base de platos de cuchara a precios razonables, compartiendo una gran mesa corrida con otros clientes.
Y más arriba, la terraza, con dos grandes y luminosos restaurantes, de decoración informal y moderna, en los que es conveniente reservar, porque el éxito de público ha superado las mejores previsiones. Se puede comer a la carta, pero también dan un menú del día por 12,50 euros. Antes se puede tomar el aperitivo en la terraza, con vistas a los viejos tejados del barrio de Chueca.
O si se va a cenar, la copa, porque debe ser un lugar muy agradable en las noches del verano madrileño.
Como veis, no es un mercado al uso. Es más bien un centro gourmet, donde comprar o consumir productos de gran calidad o delicatesen con precios de nivel. Un nivel como el de los jóvenes profesionales, urbanitas y gente guapa, sin llegar a pija, que era la clientela del mercado en la mañana que lo visité. O como el de la comunidad gay de Chueca, que no parece que se gane mal la vida.
Ah, se me olvidaba: para la compra del día a día, hay un Opencor en la planta baja, tan distinto del resto del mercado, que hasta tienen entradas diferentes.
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1 comentario:
Que distintos están los mercados, que malabares tienen que hacer para sobrevivir a los hiper, creo que el primero en modificarse fue el de Diego de Leon, digo creo por que yo trabajaba en el portal de al lado y hacia la compra en el, despues de irme fue cuando lo modificarón y crearon un espacio de especializaciones (no he vuelto a ir). Mi mercado el de mis olores, el de mis recuerdos más tiernos y el que me emociono solo con recordar los momentos de navidad de comprar con mi adorada madre. Momentos de mercado maravillas en Bravo Murillo.
Esta nueva etapa de mercado es glamurosa, es dotar a personas con menos recursos de una alternativa a conocer otro tipo de preparación de alimentos y de rodearte de un ambiente groumet,
No sé si opinareis lo mismo, pero POR DIOS QUE NO DESAPAREZCAN LOS MERCADOS,
Gracias Mercado Colón, Mayesi, Valderas, Parque de Lisboa
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