16 de enero de 2012

Pueblos blancos y gastronomía por las sierras de Cádiz y Málaga

Estas Navidades he hecho un viajecito por las serranías de Cádiz y Ronda. Ha sido muy agradable pasear por las calles, casi siempre en cuesta, de esos pueblos blancos que parecen pegotes de cal sobre el paisaje montañoso. Pueblos de casas impecablemente encaladas, como impecablemente limpias están siempre sus calles. Desde la monumental Ronda hasta la increible Arcos de la Frontera, hemos gozado con la tranquilidad y la belleza de esas maravillas de la arquitectura popular que son Setenil, Olvera, Grazalema o Zahara de la Sierra... y, por supuesto, hemos procurado catar lo bueno de comer que ofrece la zona. 
El mejor sabor me lo ha dejado una cena en el restaurante Almocábar, en Ronda. Es un sitio del que había leído opiniones muy favorables y tenía interés en conocer. No me defraudó. Se trata de un local muy pequeño, de techos bajos, con seis o siete mesas que siempre están llenas: conviene reservar.
Como íbamos cuatro, pedimos platos diferentes para compartir y poder probar más cosas. Todavía recuerdo la exquisita ensalada de sardinas ahumadas con lechuga y sorbete de limón que abrió plaza. Sin bajar el tono, le siguió un foie a la plancha montado sorprendentemente sobre una torrija y coronado con coulis de fresa. Entre los segundos, disfrutamos de un bacalao al horno, perfecto de punto, unos chipirones rellenos con sus patitas, sobre salsa de cebolletas y trufas, muy buenos, y el rabo de toro, que en Andalucía suele estar bueno siempre y aquí no fue excepción. Para los postres compartimos un finísimo helado de canela sobre torrija y un chocolate con helado de menta, recomendable no sólo para los amantes de esas chocolatinas After Eight. Con un estupendo vino de la tierra, Lagarejo, la cena fue redonda.La cuenta, muy razonable. Lo menos positivo, el local que, como digo, es excesivamente pequeño y la lentitud  del servicio que, aunque es profesional y amable, parece condicionado por una cocina muy pequeña que no da para más prisas.
Las guías de REPSOL y Gourmetour y, por supuesto, la Michelín, no saben todavía que existe.
Aparte de este homenaje, comimos básicamente de tapas, que en Andalucía nunca defraudan. Hemos tomado sobre todo las clásicas (ensaladilla, croquetas, adobo, revueltos…), pero las que más me llamaron la atención fueron las tapas modernas que hacen en el Gallo Azul de Jerez, que fue el destino final del viaje.
lasaña de boquerones
Me encantó una delicada lasaña de boquerones, sobre gazpacho gelatinizado. Una delicia. También estaban estupendos el pincho de foie, membrillo y queso caramelizados y el atún al amontillado viejo. Comer eso en una terraza soleada viendo pasar a todo Jerez por delante, no tiene precio.
Sin embargo, me dejó indiferente el conocido Bar Juanito, que allí tiene mucho éxito a juzgar por lo concurrido que estaba un jueves por la noche.
Del viaje nos trajimos un pequeño cargamento quesos payoyos, que hacen en Villaluenga con leche de cabras de una raza autóctona de la zona: la payoya. Tanto el curado, de un sabor intenso y un paladar delicadamente mantecoso, como el semicurado, son extraordinarios, como se está reconociendo con los premios que se traen de cada concurso al que acuden. En Grazalema, compramos tambien morcillas y, en Jerez, una excelentes tagarninas, que venden a la puerta del bello y centenario mercado, (la plaza, como le llaman en Andalucía) los campesinos que las rebuscan por los alrededores de la ciudad. Además, en Grazalema, Jorge y Pilar, nuestros compañeros de fatigas, hicieron un buen cargamento de las tradicionales mantas que en otro tiempo dieron fama al pueblo. Como ya han pasado los Reyes, no revelo nada contándolo.

Direcciones
Almocábar
Ruedo Alameda 5,
Ronda, (Málaga)
Tfno: 952 87 59 77

El Gallo Azul
Calle Larga, 2
Jerez de la Frontera, Cádiz
Tfno: 956 32 45 09 

2 comentarios:

Laura dijo...

Mmmmmm... que hambre me entra leyendo las cosas tan buenas que habeis comido. Las mantas por cierto, ¡son estupendas y preciosas!

elena dijo...

La verdad es que cuando viajamos nos tratamos estupendamente.