3 de febrero de 2015

Los ingredientes del arte















A estas alturas habrá pocos que tengan dudas de que la cocina puede llegar a ser un arte. Los grandes chefs son gente de una extraordinaria creatividad que plasman en sus platos, como el pintor en sus cuadros o el músico en sus partituras. Ellos, los cocineros, son artistas combinando sabores, aromas y texturas y, cada vez más, los aspectos visuales del plato. Se trata de que, a la mesa, disfruten todos los sentidos y el de la vista es el primero que antes nos hará atractivo lo que vamos a comer. En los restaurantes modernos cada vez hay  más audacia en las presentaciones, que, a veces, parecen más un cuadro abstracto que un guiso.
Como digo: todo un arte. Pero no es del arte de los cocineros del que quiero hablar hoy, sino de esa multitud  de artistas plásticos, que componen sus obras con alimentos en crudo o elaborados.
Supongo que ese arte, pintar o esculpir con la comida, ha existido siempre, pero los alimentos son perecederos y las obras de esos supuestos artistas no han llegado a nuestros días. Si han llegado representaciones como los magníficos y exuberantes retratos que pintaba Arcimboldo, componiendo las figuras con una hábil combinación de hortalizas. Pero ahora disponemos de la fotografía, el vídeo e internet y es mucho más fácil maravillarnos con las habilidades de tantos y tantos artistas que han hecho de la comida la materia prima de sus obras.
















Me atrae especialmente Ju Duoqui, un chino que a base de hortalizas consigue geniales reproducciones de grandes obras de la pintura universal, que además titula con sentido del humor. Así, La libertad guiando al pueblo, de Delacroix, que vemos sobre estas líneas, es para Ju Duoqui, “la Libertad guiando a los vegetales”. En este enlace podéis ver una buena selección de los sanos y alimenticios cuadros y esculturas de este chino de 42 años, que, cuando necesita material para su estudio, no tiene más que ir al huerto.
   














El rumano Dan Cretu se sirve del humor y del color de frutas y hortalizas para componer collages o esculturas como la que veis sobre estas líneas. Podéis ver muchos más en su página e incluso comprar alguna en la tienda virtual de arte, Etsy.
Mucho más efímera es la obra del japonés Kazuki Yamamoto. Su materia prima es la crema del café con leche, esa espumilla sobre la que algún camarero artista dibuja, a veces, un corazón. Yamamoto la hace salir de la taza en forma de animalitos juguetones que supongo que durarán el tiempo justo para hacer las fotos que se pueden ver en su página de Facebook. Todo un prodigio de lo efímero.
















La francesa Vivi Mac convierte en obra de arte cualquier líquido que se vierta sobre el mantel.. Leche, Colacao, sirope de helado, vino, aceite… le sirven para mojar el pincel e improvisar imágenes reconocibles como esa Gioconda de mermelada de fresa.
Luego están los artistas de grandes formatos.















El ruso Arkady Kim utilizó un millón de granos de café, con distintos grados de tueste, para componer este mural de 30 metros cuadrados que cubre la fachada de un café del Parque Gorki de Moscú.
La malasia Hong Yi es capaz de pintar con cualquier cosa, como muestra en el retrato de gran formato que realiza en este vídeo con la mancha que deja en el mantel la base de la taza mojada en el plato sobre el que se ha vertido el café.
E incluso vestidos. A Ami Goodheart la inspiración para crear prendas como esta le debió llegar directamente de Josephine Baker y sus caribeñas faldas de bananas. Más modelos comestibles en esta página.
Ah, la imágen que encabeza el post corresponde al concurso anual de Calabazas de Slindon, en el condado inglés de Sussex, donde los agricultores locales compiten por quien compone el más bonito y colorista de esta especie de puestos-falla, siempre a base de cucurbitáceas.. Aqui se pueden ver más.
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