¿Hasta qué punto unas pinzas para quitar las espinas al
pescado son indispensables en una cocina? Seguramente se puede prescindir de
ellas y utilizar alguna forma alternativa, aséptica y eficaz para lograr que se pueda comer un salmón
sin peligro de ensartarnos el esófago. Pero a ver quién se resiste a comprar
esas tan monas que has encontrado en una tienda pija de cocina y que, por otra
parte, es lo único que puedes pagar.
Siempre me he preguntado si todos esos gadgets de cocina son
realmente necesarios a la hora de hacer un guiso, un asado o una ensalada, pero
sigo comprándolos a pesar de que hace tiempo que superé la capacidad de
almacenaje de mi cocina.
Hay algunos que son realmente útiles y los uso con
frecuencia, como el sifón que permite hacer mil espumas o el soplete que
facilita mucho la caramelización de cualquier dulce. Otros no lo son tanto,
pero hacen que cocinar sea más fácil y, sobre todo, más divertido. ¿O no es
divertido un sacapuntas de hortalizas con el que hacer graciosas virutas de
zanahoria? ¿ O el cortador de piñas, que te las convierte en un largo y decorativo muelle en menos que
canta un gallo?
Para mi las tiendas de cocina son un imán y jamás he pasado
de largo por una. A veces compro utensilios realmente útiles, pero casi siempre
termino llevándome alguno de esos gadgets (deberíamos llamarlos cachivaches)
que en el momento de la compra me parecen hasta imprescindibles para una
buena cocinera.
Sin ánimo de ser exhaustiva y además de los ya citados, en los últimos tiempos he comprado un vaciador
de tomates, un deshuesador de cerezas, un acanalador de cítricos, un aparatito
que de un solo clic quita el rabito a las fresas, un medidor de spaghetti, un
cortador de judías verdes , un pelador de espárragos y una especie de cuchilla
múltiple que permite cortar un gajo de manzana, por ejemplo, en laminas del
mismo grosor. Tengo también un rodillo para pinchar hojaldre, otro para hacer
enrejado con una masa y uno más para
cortar una masa extendida en triángulos
iguales para hacer croissants.
También compré hace tiempo una pipa para lanzar sobre los alimentos humo
con diversos aromas, un termómetro laser que no necesita tocar el pavo que está
en el horno para saber su temperatura, un
jabón de acero que quita los malos olores de las manos y, fuera de la
tecnología punta, una ingeniosa aguja en espiral que viene de miedo cuando se
quiere coser un pavo después de rellenarlo.
Reconozco que, a veces, son un poco extravagantes, pero eso lo
que pienso ahora: cuando los fui comprando me parecían imprescindibles para una
cocinera que se precie. Desde luego facilitan algunas operaciones culinarias y
dan cierta alegría a la cocina. ¿O no es alucinante que las pinzas con las que
retiramos la carne de la parrilla nos digan a qué temperatura nos vamos a
quemar si no esperamos para comerla? Las he visto en una página en la que hay otros muchos gadgets la mar de curiosos y a la que podéis
echar un vistazo aqui procurando no distraeros con las fotos del principio y el final.
(en la foto de arriba, de izquierda a derecha: Sacapuntas para hortalizas, jabón anti olores de acero, aparato para quitar el rabito a las fresas, vaciador de tomates, deshuesador de cerezas, aguja en espiral para coser pavo relleno, y cuchilla múltiple para cortar en láminas iguales.
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