13 de febrero de 2018

Pioneras

Si te suena el nombre de Maruja Callaved no eres joven, precisamente. La señora en cuestión tendría ahora 97 años. Y digo tendría, porque murió con los primeros días de este 2018. Parece alguien del siglo pasado, entendiendo por siglo pasado lo que entendemos la gente de una cierta edad: el Siglo XIX. Tuvo su momento estelar cuando la televisión era en blanco y negro, allá por los años sesenta. Y aunque llegó a presentar un telediario de aquellos que se parecían al No-Do, es recordada por ser la directora y presentadora del primer programa de cocina de TVE. "Vamos a la mesa" se llamaba el espacio y, visto desde la distancia, era la anti televisión. Para empezar, doña Maruja comentaba dos o tres noticias relacionadas con el mundo de la alimentación. Las que eligió para el vídeo que incluyo a continuación son casi surrealistas.
  
Después, como dice la Sra Callaved, empezaba la receta propiamente dicha, pero lo increíble es que no veíamos a la cocinera trajinando en los fogones, sino unos dibujos (no animados) que, con mayor o menor fortuna, trataban de ilustrar las distintas etapas del guiso. En aquella televisión de Franco no dejaban entrar a Buñuel, pero surrealismo había para dar y tomar.
                  
A pesar de todo, hay que reconocer su calidad de pionera. De su mano, la cocina se asomó por primera vez a aquellas televisiones de tubo catódico, aunque fuese con el formato anticuado del Libro de la Sección Femenina, ese, por otra parte, extraordinario compendio de la cocina tradicional española. 
Luego llegó Elena Santonja, con su desparpajo de elegante chica bien de familia liberal y, finalmente, Arguiñano, ese increíble comunicador que ha convertido su apellido en sinónimo de cocinero. Son, en mi opinión, los tres hitos de ese proceso que ha terminado por convertir la cocina -quien lo hubiera pensado viendo los programas de Maruja Callaved- en un fenómeno de masas, que compite en audiencia y seguimiento con OT. 
Rindámosle homenaje, como debemos recordar la figura de "Caius Apicius", el gran crítico gastronómico que se nos ha ido también estos días. Faustino Álvarez, ese era su verdadero nombre, ha sido un maestro de la crítica gastronómica, que ejerció durante décadas desde el anonimato del periodista de agencia. De la agencia EFE. Sus artículos, publicados semanalmente en multitud de periódicos por todo el país (no los de Madrid) son un compendio de erudición, buen paladar y de gusto por la vida, con esa socarronería asturiana, jamás hiriente, que disfrutamos quienes le hemos seguido. 
Internet, que alguna cosa buena debería tener, nos permite gozar todavía de sus lecciones magistrales. Escribe, en Google, Caius Apicius y además de conocer que ese era el nombre de un romano, quizá el primer gastrónomo, podrás disfrutar de la mejor literatura gastronómica.

Imprimir

No hay comentarios: