22 de enero de 2013

Cocina de serie negra

“Sherlock Holmes tocaba el violín. Yo cocino”. La frase no es mía, sino de Pepe Carvalho. O al menos la puso en su boca Manuel Vázquez Montalbán. Es cierto que nadie se imagina a Sherlock Holmes cocinando, pero yo tengo la misma certeza de que las novelas de la serie Carvalho son tratados de cocina y gastronomía entreverados con una trama policiaca. Es curiosa esta presencia permanente de la cocina en las novelas de serie negra. No digo en las norteamericanas, donde Sam Spade o el Agente de La Continental comen de píe un sándwich o un hot dog de un puesto callejero sin hacer siquiera una pausa para seguir con sus investigaciones. Tampoco, por supuesto, en las de Agatha Christie que no recogen ningún evento gastronómico más allá del té de las cinco. Me refiero a las de autores latinos o mediterráneos. Un escritor griego de novela negra, Petros Márkaris, asegura que hay una cierta novela negra mediterránea, que tiene en común "la gastronomía", en contraposición a la anglosajona y nórdica "donde los personajes comen salmón con vodka o bocadillos con cerveza".

El más veterano, el inspector Maigret, se pega unas comilonas de padre y muy señor mío, a pesar de lo cual nunca se echa una cabezadita para aliviar el sopor. Lo suyo es la cocina tradicional francesa, la que se comía en los bistro o los que le hace en casa su señora. Las novelas de Simenon podrían ser una fuente de gran utilidad para hacer la historia de la gastronomía francesa, o más concretamente la de París, de los años centrales del Siglo XX, con sus omnipresentes natas, salsas y mantequillas.
De la misma forma, las referencias de Carvalho a los restaurantes y casas de comida del Raval barcelonés, con el mercado de la Boquería en el centro, son una guía perfectamente reconocible de una cierta Barcelona durante la transición. Pero como decíamos, Carvalho cocina. Pero ¿qué cocina?. Vázquez Montalbán aseguraba que, “la base de sus gustos (los de Carvalho) la forma una materia esencial: el paladar de la memoria, la patria sensorial de la infancia”. En otras palabras, la cocina de su madre o de su abuela
Otro detective gourmet, es Guido Brunetti, el comisario veneciano salido de la mano de la norteamericana Dona Leon.
 Hombre amable, escéptico y culto, sucumbe a los extraordinarios platos de cocina italiana que prepara Paola, su aristocrática, radical y exquisita esposa. Dona León cree que la cocina, la extraordinaria cocina de las amas de casa, es algo consustancial a la cultura mediterránea: “…cuanto más al norte habitan los lectores, más les llamaba la atención. Seguramente, ningún lector de un país mediterráneo como España, con una larga tradición que asocia la buena mesa con una parte esencial de la vida, se plantearía estos asuntos. Tampoco los italianos mencionaron jamás la presencia de la comida: para ellos, como para los españoles y para mí también, la forma de comer de Brunetti simplemente forma parte de la herencia cultural. ¿de qué otra forma se podría comer?”. Digamos que Brunetti siempre que puede come en casa comida preparada por su mujer, y acompañada por un buen vino.
Y el último de nuestros policías, el comisario Montalbano. Su creador, Andrea Camilleri, lo mueve por Sicilia, disfrutando, siempre que puede, de la buena mesa. Su cocina es de producto: “En la hostería San Calogero le respetaban no tanto por que fuera el comisario como porque era un buen cliente, de los que saben apreciar las cosas. Le sirvieron salmonetes de roca fresquísimos y dejados un rato sobre papel de estraza para que soltaran el exceso de aceite”. Montalbano no cocina, pero se rinde sin condiciones ante los productos frescos de la tierra que le ofrecen las trattorías de la zona, o a la cocina casera y genial de Adelina, su asistenta.
Camilleri, no suele narrar la elaboración de los platos que llevan a su comisario al borde del éxtasis. Sí lo hacen casi siempre los otros autores citados y, lógicamente, puesto que son muy populares, sus recetas acabaron en las librerías. El mundo gastronómico del comisario Maigret se puede encontrar en Simenon et Maigret passent à table (creo que no hay tradución al Castellano). Las recetas que vuelven loco a Brunetti han sido recogidas en El sabor de Venecia, y las que elabora Carvalho, tras aprovisionarse en la Boquería, se publicaron en “Las recetas de Carvalho"· como es obvio. Que yo sepa, no hay un libro con las recetas que entusiasman a Montalbano, pero existe un club de fans de Camilleri, cuya página web tiene un apartado con recetas de cocina. Eso sí, en italiano.
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3 comentarios:

Carlos dijo...

Permíteme añadir un comensal a tan sabroso artículo: Leo Caldas, el detective gallego creado por Domingo Vilar, que repone fuerzas en unas tabernas galegas, donde ninguno de los detectives gourmet que mencionas saldría decepnionado.

Estupenda entrada, que te abre el apetito a la vez que las ganas de leer.

Un abrazo
Carlos

Elena dijo...

No conozco a Domingo Vilar, pero si come en bares y restaurantes de Galicia, por fuerza debe comer bien,
Lo leeré, sin lugar dudas.
Otro abrazo para ti

Jordi Canal dijo...

Si, al menos hay un libro sobre la cocina de Montalbano: "I Segreti della tavola di Montalbano : le ricette di Andrea Camilleri", de Stefania Campo (Il Leone Verde, 2009). Éste, como algunos otros estan expuestos en "La novel·la policíaca europea: cuina i territori", exposición bibliográfica organizada por la Biblioteca la Bòbila de L'Hospitalet, hasta finales de marzo