31 de octubre de 2011

Nipomanía gastronómica

















Hace quince o veinte años era casi imposible encontrar un restaurante japonés en Madrid. La única representación de las cocinas orientales eran los restaurantes chinos de medio pelo, con su recargada decoración de dragones, farolillos, fuentecitas de piedra artificial y demás parafernalia lacada en rojo y oro. Pero, desde hace unos años, han aparecido restaurantes “japo” por todas partes y quien más y quien menos se ha convertido en un experto en la vieja y exquisita cocina nipona. Sushi, miso, tataki, sashimi, washabi, shiitake o sake son palabras habituales en el léxico de algunos gastrónomos, aunque muy pocos sepan manejar los palillos con soltura o que la sopa no es el primer plato en un menú japonés.
Hay cantidad y calidad, porque las cosas han llegado a un refinamiento tal que en Madrid tenemos un japonés con una estrella Michelín. Y lo más notable es que el cocinero se llama Ricardo Sanz. Vamos, que es de aquí.
Hablamos del restaurante Kabuki. Sin duda, es el mejor pero no el único. Miyama, Aki, Donzoko, Ginza, Janatomo, 99 Sushi Bar, Txa-tei, al parecer, el preferido de los diplomáticos de la embajada de Japón, o el glamouroso y caro, Nikkei 225, que fusiona Perú y Japón en sus cocinas son algunos de los más destacados. La lista podría ser mucho más larga: una web especializada cita 92 restaurantes japoneses sólo en Madrid y sus alrededores y 145 en Barcelona y su entorno. No está claro que todos los que se llaman japoneses lo sean. Hay mucho restaurante chino disfrazado de nipón para aprovechar el tirón de lo japonés. Roger Ortuño, un publicista catalán, apasionado por el tema, ha elaborado un decálogo para desenmascararlos. Parece que lo primero es descartar los decorados con dragones rojos y farolitos. El decálogo se encuentra en una web muy completa que se llama comer japonés.
En esta nipomanía gastronómica no faltan los cursos de cocina especializados, ni, por supuesto, las tiendas de alimentos japoneses. En Madrid destacan Tokio-ya, La tienda de Miya (en el Mercado de Chamartín) o el almacén mayorista Cominport, dos enormes naves junto a la autovía de Andalucía en las que hay de todo y venden también “al por menor”, aunque, a veces, hay que comprar cantidades mayores de las que se necesitan. Como alternativa pueden valer las tiendas de alimentos chino u orientales en general como las de la calle General Margallo, la del aparcamiento de la plaza de España o la que hay en Leganitos 33. Ya hablamos de ellas hace tiempo y si hacéis clic aquí, podéis encontrar datos más concretos.
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