27 de noviembre de 2018

La Navidad empieza antes en la tierra de Papá Noel

Todos los años por estas fechas, acudo al gran bazar benéfico que organiza la colonia escandinava de Madrid. Aunque el grueso de los 75.000 suecos, noruegos, finlandeses y daneses que viven en España están afincados en Málaga y sobre todo en Alicante (En L’Alfaz de pi se habla tanto noruego como valenciano) en la capital reside una pequeña colonia de unos 2000 “nórdicos” que cada año, antes de que comience el adviento, se dan cita en este Bazar Benéfico Escandinavo de Navidad, que nadie quiere perderse.
Lo del bazar está bien: siempre se pueden comprar esos preciosos adornos navideños que preparan como nadie o probar suerte en la tómbola, en la que esta vez me ha tocado una pasmina y el Diccionario de uso del español de María Moliner. Pero lo que más me suele gustar son los distintos puestos en los que se ofrece una gran variedad de tapas o pequeños platos elaborados por voluntarias (también algún voluntario) escandinavas residentes en Madrid. Se agrupan por país y ofrecen una cocina sencilla, pero muy sabrosa.
Es bueno empezar con un snap de Aquavit, o sea, un brindis con uno de esos excelentes aguardientes escandinavos que te calientan la boca, para después enfriarla con una cerveza (Calsberg, por supuesto) que te sirven a precios módicos en el puesto de Dinamarca, en el que colaboran con entusiasmo mi amiga Ana y sus hijas.
Botellín en mano, vamos a por la primera tapa, en el puesto de Noruega: varmrøkt laks. Este nombre que parece sacado de un catálogo de Ikea, significa simplemente salmón ahumado en caliente, según la traducción de mi amiga Annikken, oriunda del país. Lo sirven con una mantequilla con eneldo y con un delicioso aroma ahumado. Riquísimo. Lo curioso es que lo han elaborado en Casa Benigna, un restaurante madrileño, allá por los altos de Príncipe de Vergara, especializado en paellas.Todo se aclara si se tiene en cuenta que Norberto, el dueño actual de Casa Benigna, está casado con una noruega y ha tenido varios restaurantes en ese país
Al lado, venden siempre unas excelentes piezas de salmón ahumado a buen precio, pero, sobre todo, de gran calidad.
En el puesto de Finlandia abundan los canapés de joulukinku o, lo que es lo mismo, un jamón cocido que sirven sobre una rebanada de pan de centeno y con un pequeño toque de mostaza. Al parecer, es el plato central de la Navidad finesa y está muy bueno.
Santiago, aragonés pero medio noruego por matrimonio, nos trae después un pølse med lompe, que no es otra cosa que una salchicha envuelta en una especie de crêpe salada y que sabe a gloria.
En fin, más cervezas (también daban Mahou, para los madrileños recalcitrantes) y más tapas nos condujeron a un curioso arroz con leche con almendras y salsa de cerezas (kirsebarsous) que puso la guinda a este brunch escandinavo, que me gusta repetir todos los años. Debe de ser algo así como el roscón de  reyes. Si te sale una almendra entera, tiene premio.
Lo recaudado, que no debe ser poco, lo destinan a ONG’s y organizaciones de caridad madrileñas.
 
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