ingredientes
1 paquete de wontón
cebollino
para el relleno
1 zanahoria
½ cebolla
1 puerro
½ calabacín
mantequilla
sal
para la salsa
1 cebolla
1 puerro
1 vaso de vino blanco
50 g de setas deshidratadas (en nuestro plato, perrechicos)
200 ml de nata
sal y pimienta
preparación
Picamos los ingredientes del relleno en juliana y los rehogamos en mantequilla, cuidando de que queden al dente.
Rellenamos las hojas de pasta, cerrándolas de manera que queden como raviolis.
Los cocemos en abundante agua salada y cuando estén, los refrescamos en agua fría.
Rehogamos el puerro y la cebolla de la salsa, en mantequilla.
Hidratamos las setas, las escurrimos y las rehogamos junto al puerro y la cebolla.
Añadimos vino, reducimos e incorporamos la nata. Sazonamos y dejamos que reduzca.
Sobre los raviolis caliente, vertemos la salsa.
Decoramos con cebollino picado.
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10 de junio de 2015
Pollo a la naranja
ingredientes
4 contramuslos
4 zanahorias
2 cebollas
1 rama de apio
romero
aceite
sal y pimienta
zumo de naranja
preparación
Salpimentamos los contramuslos y los freímos, procurando que queden bien dorados por la piel.
Cortamos a trozos las zanahorias, las cebollas y el apio y los rehogamos.
Incorporamos el pollo y el romero (ojo, no mucho) y cubrimos con el zumo de naranja.
Dejamos cocinar todo junto aproximadamente media hora.
Podemos acompañar con arroz blanco, rehogado con ajo, pasas y almendra, y un aceite de perejil al lado.
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4 contramuslos
4 zanahorias
2 cebollas
1 rama de apio
romero
aceite
sal y pimienta
zumo de naranja
preparación
Salpimentamos los contramuslos y los freímos, procurando que queden bien dorados por la piel.
Cortamos a trozos las zanahorias, las cebollas y el apio y los rehogamos.
Incorporamos el pollo y el romero (ojo, no mucho) y cubrimos con el zumo de naranja.
Dejamos cocinar todo junto aproximadamente media hora.
Podemos acompañar con arroz blanco, rehogado con ajo, pasas y almendra, y un aceite de perejil al lado.
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Flan de horchata
ingredientes
100 g de azúcar para el caramelo
¼ de litro de horchata
2-3 c.s. de azúcar, 3 yemas
preparación
Caramelizamos un molde de flan.
Batimos las yemas con el azúcar y la horchata.
Vertemos la mezcla en la flanera y cuajamos al baño María, bien en olla o en horno. El tiempo dependerá del molde: tenemos que observar que se ha cuajado.
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100 g de azúcar para el caramelo
¼ de litro de horchata
2-3 c.s. de azúcar, 3 yemas
preparación
Caramelizamos un molde de flan.
Batimos las yemas con el azúcar y la horchata.
Vertemos la mezcla en la flanera y cuajamos al baño María, bien en olla o en horno. El tiempo dependerá del molde: tenemos que observar que se ha cuajado.
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Fartons
ingredientes
600 g de harina
100 g de azúcar
100 ml de agua
100 ml de aceite de maíz
50 g de levadura de panadero
2 huevos
30 ml de zumo de limón
una pizca de sal
preparación
preparación
- Batimos los huevos hasta que queden montados.
- Mezclamos todo los demás ingredientes con la levadura, disuelta en lecha templada.
- Amasamos y formamos una bola, que dejamos reposar hasta que doble su tamaño.
- Dividimos la masa en porciones de 50 g. Y las estiramos formando pequeños rectángulos, que enrollamos sobre su lado más largo y vamos depositando sobre una bandeja de horno con papel de horno.
- Los tapamos y dejamos que reposen durante media hora. Se deben colocar más bien juntos. No importa que se peguen al crecer.
- Horneamos a 200º entre 10 y 15 minutos.
- Al sacarlos del horno, los pintamos con una glasa (100 g de azúcar+30 g de agua) y los separamos con un cuchillo.
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9 de junio de 2015
Mercado de Abastos de Chiclana
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Ventresca de atún de almadraba, lisa de estero, camarones, queso payoyo, carne de retinto, un pollo de campo (sin colorantes), harina de garbanzos y para freír, un melón de Sanlúcar (pequeño. amarillo y esférico) y una caja de fresitas recién cortadas en Chinclana. Ni mis manos ni mi bolsillo daban para más, pero, si por mí hubiera sido, habría acabado con las existencias de este maravilloso Mercado de Abastos de Chiclana, tan nuevo, tan vivo, tan tentador…
En estos tiempos en que los mercados de toda la vida languidecen apabullados por el poder aplastante de los hiper, mercadonas y demás emporios de la alimentación, es estimulante entrar en un mercado como este de Chiclana de la Frontera, con sus instalaciones modernas (se inauguró hace cinco años), su oferta variada y de proximidad, la simpatía de sus vendedores (en Andalucía se da por descontada) y, sobre todo, lleno de clientas que buscan productos frescos, de calidad y a buen precio. Aquí no hay franquicias, aquí los puestos se llaman Aurori, Juani, Currito o Juaniquiqui.
En el mostrador, atún de almadraba
La oferta de pescado, es extraordinaria: 25 puestos compiten para atraer al comprador con un producto recién llegado a los cercanos puertos.
En plena almadraba, el atún era el rey, con espectaculares cortes de barriga (la ventresca en gaditano) o lomo. Pero no eran menos atractivos pargos, urtas, caballas, acedías, boqueroncitos o los humildes camarones (¡Ay! Esas crujientes tortillitas) por citar sólo los pescados más populares en la tierra del “pescaito”, entre los que son notables algunos de los cercanos esteros. Allí estaban también las gambas, carabineros, cañaillas, chipirones, sepias, negras de tinta, que luego te iban a servir con una cerveza fría en el chiringuito de la playa. Incluso mejillones de una calidad que no esperas encontrar fuera de Galicia.
Frente al gris plateado de las pescaderías, la explosión de color de las frutas y verduras.
Son muchas y parece que procuran surtirse de los huertos y campos de frutales próximos. Ni siquiera a Huelva van a por las fresas, que traen, y muy buenas, de la propia Chiclana. En el animado maremágnum del mercado me llamó la atención un gran puesto en el que hasta ¡quince! vendedoras despachaban frutas y verduras a las parroquianas en medio de una animada algarabía.
Retinta, pollo campero y queso payoyo
En las carnicerías, estupendos cortes de la raza local, la retinta, que ofrecen en su punto exacto algunos restaurantes de la zona de los que hablaré otro día.
Da gusto ver los pollos de campo, pálidos de piel, sin la trampa del colorante amarillo que termina destiñendo en la olla. El propio granjero estaba descargando los lustrosos ejemplares que había sacrificado aquella mañana. Por cierto, en el Mercado de Chiclana, el pollo, los huevos y, en general, todo lo avícola se compra en las recovas, el arcaico nombre de las pollerías. La tienda de las especias era otra tentación, con sus llamativos colores expuestos en cilindros transparentes… y la panadería, con más de diez clases de elaboraciones artesanas. Por supuesto, compré un queso payoyo, un queso casi desconocido que, sin embargo, los expertos sitúan entre los mejores del país. Se hace con leche de cabra payoya, en Grazalema. Hay muchas variedades, incluso una curada en Pedro Ximénez, que habrá que probar
algún día.
Churros y caracolillos
A la salida, vi con cierta gula el puesto de caracolillos (cabrillas) que, en temporada, nunca faltan a la puerta de un mercado andaluz,
pero era mejor hora para un café con leche con churros, calentitos, recién hechos, en una de las churrerías que en Chiclana abundan como los burger en la Gran Vía. Unos pocos días en la bahía de Cádiz han sido un placer para los sentidos. Playas de película, aún medio vacías; pueblos blancos que, para que no te deslumbren, hay que mirar con lente oscura, como los eclipses; la gente más simpática y amable que existe (Si, posiblemente, también la más graciosa: hablamos de Cádiz) Y la gastronomía. Con productos como los que compré en el Mercado de Abastos de Chiclana, se pueden hacer milagros en la cocina, y eso es lo que hacen en algunos restaurantes y bares de tapas de los que hablaré la semana que viene.
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2 de junio de 2015
Mouse de chocolate
ingredientes
85 g de chocolate al 70% de cacao
170 g de mantequilla
4 c.s de café (no Nescafé)
4 huevos (separar claras y yemas)
100 g de azúcar+1 c.s.
3 c.s. de ron oscuro o licor de naranja
1 c.s. de agua.
preparación
- Derretimos el chocolate y la mantequilla con el café, al baño María.
- Montamos las yemas con el azúcar al baño María y añadimos el licor y el agua.
- Enfriamos en un baño María invertido y mezclamos con el chocolate del paso 1º.
- Incorporamos las claras a punto de nieve.
- Pasamos a los vasitos y enfriamos un mínimo de 2 horas.
- Podemos acompañar con unas natillas de vainilla o bien con nata azucarada y ligeramente montada.
27 de mayo de 2015
Flor de cebolla con tzatziki y salsa de ají
ingredientes
1 cebolla dulce
aceite de girasol para freír
harina
pimentón
curry y pimiento
para la salsa tzatziki
1 yogur griego
pepino
menta
sal y pimienta
ajo y jugo de limón (opcionales)
para la salsa de ají
mayonesa
ají o tabasco
preparación
- Picamos el pepino en brunoise. Picamos la menta y mezclamos todo con el yogur, sal y pimienta.
- Añadimos el ají a la mayonesa: ¡que pique!
- Pelamos la cebolla y le practicamos 8 cortes paralelos sin llegar a la base y otros ocho cortes, también paralelos, perpendiculares a estos.
- Ponemos la cebolla en agua con hielo al menos durante una hora, escurrimos.
- Mezclamos la harina con las especias y rebozamos bien la cebolla en ella.
- Freímos la cebolla cuidando de que esté totalmente cubierta con el aceite. Debe de quedar bien frita.
- Acompañamos con las salsas.
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Marmitako

1 kg de bonito
1 kg de patatas
1 pimiento verde
1 pimiento rojo
1 cebolla morada
2 dientes de ajo
2 tomates maduros
1 cayena
2 c.s. de carne de pimiento choricero
aceite de oliva
perejil
preparación
- Rehogamos los pimientos, la cebolla y los ajos para el sofrito.
- Después, el tomate y las patatas, cascadas.
- Añadimos la cayena y la carne de pimiento choricero.
- Cubrimos con agua o fumet (Si queremos incorporamos también un vaso de vino blanco) y cocemos las patatas.
- Al final, colocamos los trozos de bonito, no muy pequeños para que no queden secos, tapamos la cazuela y dejamos que vuelva a hervir y apagamos el fuego inmediatamente.
- Servimos espolvoreando de perejil.
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A larpeira
ingredientes
masa
450 g de harina
2 huevos
50 g de azúcar
150 ml de leche
25 g de levadura
50 ml de aceite
una pizca de sal
crema pastelera
1/2 litro de leche
45 g de maicena
150 g de azúcar
1 huevo
cáscara de limón y naranja.
Cerezas confitadas, anís y azúcar
preparación
- Hacemos la crema pastelera mezclando todos los ingredientes y cociendo la baño maría hasta que espese.
- Hacemos una masa mezclando todos los ingredientes con la levadura disuelta en leche templada. Dejamos que repose hasta que doble su tamaño.
- Con la masa, hacemos una torta grande en la que con un cuchillo hacemos cortes cruzados de forma que formen un enrejado de rombos.
- Tapamos y volvemos a dejar reposar
- En los cortes ponemos crema pastelera
- Humedecemos azúcar con un poco de anís y ponemos un poquito en el centro de cada rombo con media cereza encima. Horneamos a 200º en un horno con un poco de agua en la base para que tenga vapor. 20 minutos y está lista.
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26 de mayo de 2015
Marmitako
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Joaquín Sorolla: Comida en la barca |
Mi padre decía que la naranja es una fruta que se ha equivocado de estación. Solía decirlo en verano, a temperaturas que elevarían el placer de tomarse una de esas jugosas esferas, bien fría, a cotas inimaginables. En invierno, está bien y sirve para prevenir la gripe, pero no es lo mismo. Algo parecido pasa con el marmitako, ese guiso contundente, con calorías suficientes para hacer frente a los días más gélidos del invierno, y que, sin embargo, es un plato de verano. Todo porque se ha convenido que el marmitako por antonomasia, el más ortodoxo, es el de bonito y la “costera del bonito” de los pesqueros del Cantábrico se hace durante el verano.
Realmente el marmitako no es sólo de bonito. Se supone que este plato nace entre los pescadores vascos que, en alta mar, preparaban la comida con el primer pescado que tenían a mano, preferiblemente el más barato, porque los de más calidad les daban más beneficios en la lonja. Marmitako hace referencia a la marmita, la cacerola de hierro en la que se hace el guiso. Es como la caldeirada, que viene del caldero en el que se cuece, o el “puchero” que da nombre al guiso que se cocina en este recipiente. La terminación “ako”, en euskera viene a significar algo a sí como “relativo a”, por tanto, en una interpretación libre, marmitako sería “lo que hay en la marmita”. "¿Qué vamos a comer?", preguntaba el arrantxale. "Marmitako", respondía el encargado de hacer el guiso: lo que hay en la marmita. Y lo que había en la marmita solía ser el pescado menos valioso y los ingredientes que se tenían a mano. Y, a cocer. Como dice Pepe Iglesias en su enciclopedia de la cocina, “en realidad, la receta es una tontería”.
Si aceptamos que el marmitako es una receta muy antigua –y, seguramente, es así- hay que descartar que aquel marmitako original tuviera ingredientes como el tomate, el pimiento y la patata, que vinieron de América y no se difundieron casi hasta finales del XVIII: puede que los primeros marmitakos fueran de bonito y cebolla. Tampoco es un guiso exclusivo de la cocina vasca, aunque, cuando llega el verano, allí es casi religión. El mismo guiso, con otros nombres, se encuentra en Cantabria, sorropotún de San Vicente de la Barquera; en Asturias, calderada de Luanco, o en Francia: marmita.
Como digo, el marmitako no sólo es de bonito del norte, aunque, cuando decimos marmitaco, a secas, todo el mundo entiende que nos referimos al que lleva ese pescado. Si el pescado es distinto, se convierte en apellido: marmitako de atún, marmitako de salmón, marmitako de pulpo… Lo que hay en la marmita. En este caso, una muestra más de que, a veces, suena la flauta y de que la cocina con lo que se tiene a mano puede dar resultados prodigiosos: ¿o no ocurrió lo mismo con el gazpacho?
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13 de mayo de 2015
Ensalada nórdica de patatas y salmón
ingredientes
500 g de patatas
500 g de salmón
pimienta
laurel
aceite
germinados picantes (rábanos, mostaza o cebolla)
salsa
250 g de yogur griego
100 g de nata, 1 limón
eneldo
1 c.c. de mostaza
sal y pimienta
preparación
- Cocemos las patatas con su piel. Ponemos a hervir agua con pimienta, sal y laurel. Cuando hierva a borbotones, incorporamos el salmón, apagamos el fuego y tapamos la cazuela.
- Con la patata cocida, aceite, pimienta y sal, hacemos un puré.
- Batimos todos los ingredientes de la salsa.
- En un aro, colocamos una capa del puré de patata, otra de salmón y una segunda del puré. Encima ponemos salsa y los germinados.
Si se quiere, se puede poner la patata (sin triturar) y el salmón en un plato con la salsa.
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Pizza a la piedra
ingredientes
masa
500 g de harina de fuerza
25 g de levadura
250 ml de agua
1 c.s. de sal
6 c.s. de aceite
relleno
tomate frito
albahaca
mozzarella
preparación
- Hacemos la masa mezclando los ingredientes y amasándolos y dejamos reposar. (La cantidad será suficiente para hacer tres pizzas)
- Estiramos una porción de masa hasta dejar una galleta muy finita.
- La colocamos sobre papel de horno y ponemos encima primero el tomate y luego la mozzarella y la albahaca.
- Precalentamos el horno a 250º al menos desde media hora antes de hornear, poniendo la piedra sobre la rejilla del horno, que colocaremos en el suelo de este.
- Ponemos sobre la piedra la pizza, sin separarla del papel, que luego facilitará mucho el manejo de la pizza.
- Horneamos durante siete minutos y servimos inmediatamente.
Con ligeras variantes, esta es la receta de la pizza Margarita
Bica de nueces
ingredientes
6 claras
300 g de azúcar
220 g de harina
200 g de nata
un puñado generoso de nueces
mantequilla para engrasar el molde
preparación
- Montamos las claras con una cucharada sopera de azúcar.
- Montamos la nata, también con una cucharada sopera de azúcar.
- Mezclamos claras y nata e incorporamos el harina con delicadeza.
- Untamos de mantequilla una tartera, la cubrimos con papel de horno y vertemos sobre ella la preparación.
- Espolvoreamos por encima con el resto del azúcar y las nueces.
- En el riel más bajo del horno colocamos la bandeja del horno con agua.
- En el riel inmediatamente superior, ponemos la rejilla en la que vamos a colocar nuestra tartera.
- Horneamos a 180º entre 30 y 40 minutos.
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12 de mayo de 2015
Pizza
Cada segundo se comen 95 pizzas en todo el mundo. Cada año más de 30.000 millones, lo que quiere decir que tocamos a cuatro y media por persona, aunque a algunas no les llegue nada. Es, sin duda, uno de los dos o tres platos más populares del planeta y, por supuesto, el que más se sirve a domicilio: ¿porqué no venis a casa a ver el partido y pedimos unas pizzas?.
Como todos los alimentos populares, la pizza parece fruto de la improvisación con los ingredientes de que se dispone, que siempre suelen ser de lo más sencillo. Si uno tiene tomates, pimiento, pan, aceite y vinagre, más agua fresca, no es raro que, en el asfixiante verano andaluz, termine haciendo un gazpacho. Por lo mismo, si estás haciendo masa para una torta fina de pan y tienes a mano pimiento, tomate, queso fresco, hierbas aromáticas etc. No hace falta tener la inventiva de Edison para que a alguien se le ocurra ponerlo todo sobre la torta y meterlo al horno. Yo creo que la mayoría de los platos de la cocina popular se han creado así, probando con lo que había. El que luego se hayan convertido en “clásicos populares” depende de la suerte que haya habido con la mezcla. Y con esta, con la pizza, el acierto fue total.
Desde el Mediterráneo
No está muy claro donde surgió. En el Mediterráneo hay una larga tradición de panes redondos, planos y finos, es decir, de bases de pizza. Ponerles algo encima, debió ser algo normal. En todo caso, se considera que la pizza, tal como la conocemos ahora, nació en Nápoles y casi se puede decir que con los colores, verde, blanco y rojo, de la bandera de Italia… y de la pizza Margarita. La más famosa de las pizzas fue creada en 1889 para honrar a la Reina Margarita de Saboya que visitaba la ciudad. El cocinero Raffaele Esposito, de la pizzería Brandi, henchido de ardor patriótico, preparó una base de pizza y dispuso sobre ella salsa de tomate (rojo),albahaca (verde) y mozarella (blanco): “ecco” la pizza Margarita o la bandera de Italia, según como se mire. La pizzería Brandi, todavía sigue abierta y despachando sus deliciosas pizzas.
En el siglo XIX, nada menos que cuatro millones de italianos emigraron a América, llevando con ellos su cocina y, por supuesto, la pizza, un alimento barato, nutritivo y delicioso. La mayoría de ellos fueron a buscarse a la vida a Estados Unidos y un grupo menor, pero también muy numeroso, a la Argentina: no hay más que ver los apellidos de los centenares de futbolistas que nos llegan de ese país. Quizá por eso –por la emigración, no por los futbolistas- Argentina y Estados Unidos son los dos países que han adoptado la pizza como algo propio y tienen versiones autóctonas que la diferencian de las mil variedades de la italiana. Hay que decir que, a pesar de que los inmigrantes llevaron la pizza a América hace dos siglos, la verdadera popularidad de este alimento llegó tras la segunda guerra mundial, cuando los soldados americanos que la habían probado en Italia regresaron a su país y la buscaron en los restaurantes de la colonia italiana. De ahí a los Pizza Hut, Domino’s, étc. había sólo un paso que la industria dio rápidamente con las desastrosas consecuencias gastronómicas que todos conocemos.
La pizza, con las hamburguesas o el pollo frito, se ha convertido en sinónimo de comida rápida o, dicho sin tantos reparos, comida basura, la “comida chatarra”, que dicen los argentinos, que, junto los italianos, tienen todavía la suerte de poder disfrutar de la pizza casera o, al menos, no industrial.
Las normas de la casa de la Pizza
Porque para comer pizza, con todas sus exquisitas variedades, hay que ir a Italia.
Y ya que estas allí, para no parecer más guiri de lo que delate tu acento, procura seguir estas normas:
- Sólo se sirve pizza en las pizzerías. Los demás restaurantes, a no ser que sean turísticos, no la sirven. No se pide una porción de pizza o una pizza para compartir. Las pizzas que se toman en la pizzería, por grandes que sean, son para una persona. Sólo se pide una ración en los locales de Pizza al taglio. Es decir, de pizza al corte.
- Por la misma razón, la pizza hay que comérsela entera. No es un plato light, pero ¿te dejarías media fabada?
- Es de guiris pedir pizza a la boloñesa. La boloñesa es una salsa. Aunque existe el ragut a la boloñesa, es pecado ponerle carne a la pizza, salvo que antes se haya transfigurado en embutido o jamón.
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