12 de noviembre de 2017

Cachivaches: la solución


1.- Porcionador para albóndigas. Se rellena el porcionador (perdón por la palabra) por un lado o por el otro según queramos las albóndigas más o menos gruesas. Después, con la espátula, vamos sacando las porciones, que dan nombre al artilugio. Los dos canalones tienen unas muescas que sirven de referencia para que todas las albóndigas sean del mismo tamaño. Si alguien se ha creído que las albóndigas salen hechas al sacarlas con la espátula, peca de ingenuo. A cada porción hay que darle manualmente la forma albondiguera. Muy útil, como se ve.

2.- Cosedor para cerrar pollos rellenos.
La cosa funciona como sigue: una vez relleno el pollo (puede ser cualquier ave a condición de que no sea enorme) juntamos las partes del agujero (el trasero) por el que se vació y después se rellenó el anima y , tras clavar la punta de la aguja helicoidal en uno de los lados, la hacemos girar hasta que toda ella penetre y cosa la abertura, evitando así que se desparrame el relleno. El pollo se asa sin quitarle el cosedor, que sólo se retira cuando está hecho. Parece una tontería, pero es bastante útil.
  
3.- Marcador para bollitos de pan.
Este no tiene mucha ciencia. Si hacemos panecillos redondos y queremos que tengan incisiones homogéneas, bastará con amasar el pan y marcarle con este aparato para darle un cierto aire profesional: como de boutique del pan.

4.- Picador de hierbas frescas. Sencillo de manejar: se ponen las hierbas en el depósito y se hace girar las ruedas friccionándolas sobre una mesa. Las hierbas quedan picaditas, pero las porciones son tan pequeñas que termina resultando una pérdida de tiempo, porque con un cuchillo y la mitad de la habilidad de Arguiñano cortas mucho más y tardas menos. 


5.- Descorazonador de fresas ¡Que no cunda el desánimo! Con este artilugio se quita con facilidad tanto el pedúnculo (el rabito) como las hojitas de las fresas. Es útil, sobre todo, para las fresas de decoración, que son todas enteramente rojas, sin parte blanca. 


6.- Triturador de ajos 
Pongase un ajo pelado sobre una de las dos piezas. Encajese sobre ella la otra y haganse girar en sentido contrario de forma que los dientes que tienen los dos semicírculos trituren el ajo. Esa es la teoría. En la práctica, el ajo no sale bien picado y, además, la cantidad que se consigue en cada ocasión es muy pequeña. Como con el pìcador de hierbas, con un cuchillo se hace mejor y más rápido. Eso sí, las manos no te quedan con ese aroma tan difícil de eliminar.


7.- Cajita para Camembert
Funcionamiento sencillo. La tapa de la caja lleva una pala en forma de radio móvil, que permite cortar este delicioso queso en porciones homogéneas o, por lo menos, que se inicien siempre en el centro del queso. Muy útil si se consume mucho Camembert, Aquí, parece que somos más partidarios del queso en porciones, que ya te lo da todo hecho. 

8.- Cuchillo para pelar castañas
Realmente cumple muy bien la función para la que se hizo. Con paciencia y habilidad, las castañas quedan mondas y lirondas. Nada que no se pueda hacer con una buena puntilla, pero ¡es tan mono el cuchillito! 

9.- Molde para cuadrar huevos
Se pela un huevo duro y se introduce a presión en el habitáculo, presionándole por el lado abierto con una placa plana. Efectivamente, el huevo sale más o menos cúbico, El problema es que esta operación hay que hacerla con el huevo en caliente y, cuando terminas con el primero, el siguiente se habrá enfriado y no sirve para cuadrarlo. Total, que puede echarse la mañana para cuadrar una docena. Eso sí, los niños alucinan cuando se lo pones en el plato.


10.- Spray de zumo de limón
Tomamos uno de esos deliciosos frutos amarillos, lo golpeamos varias veces contra algo duro, procurando que se espachurre por dentro
 pero no por fuera; le clavamos el spray “ et voila”: ni sale apenas jugo, ni se espolvorea. Al cubo de la basura.

                                                                                    
 
11.- Pincel o pluma para decorar
En la cazoleta de la pluma ponemos la “tinta” ( chocolate derretido, reducción de Pedro Ximénez, crema pastelera…) y con habilidad podemos escribir, por ejemplo, sobre la superficie de una tarta. Si la “tinta” tiene la densidad adecuada (no vale la muy fluida ni la demasiado densa) y la cocinera es hábil, la cosa puede quedar bien. Yo lo utilizo para hacer arabescos en la presentación de algunos platos. En resumen, sirve para lo que se pretende. 

12.- Tapón para kepchup
Se quita el tapón del bote de kétchup y se enrosca este. Al apretar el bote, el kepchup sale por los orificios de la nariz, como ciertos humores que yo me sé. Infalible con los niños, sobre todo si conseguimos una mostaza verde.

Bueno, pues, a pesar de lo dicho, soy incapaz de resistirme a la atracción de estos cachivaches. ¡Los compro todos!

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